La tentación es un mal bajo la apariencia de bien, es algo que daña y debilita a la persona en su buen obrar. La tentación busca el lado débil de la persona o una necesidad actual. La tentación es obra del diablo y su finalidad es debilitar a la persona para alejarla de lo bueno. Las tres grandes tentaciones del ser humano están en el tener, el poder y el placer. Veamos una por una.
1. La tentación de TENER
Se refiere a la posesión de las cosas materiales de las cuales dependería la felicidad humana. La tentación funciona como engaño: hacer creer que la felicidad de la persona depende de ellas. Por ejemplo: “El dinero otorga toda la felicidad.” Esta tentación nos puede llevar al pecado del consumismo, la avaricia, el egoísmo, la codicia y la idolatría. La virtudcon la cual la podemos vencer es la Templanza.
2. La tentación del PODER
Se refiere a la obtención de un cargo, título o autoridad de la cual depende nuestra dignidad. El engaño consiste en hacernos creer que entre más alto sea el cargo o el rango más dignidad tenemos. Por ejemplo: “Soy el jefe y aquí se hace lo que yo digo”. Esta tentación puede llevar al pecado de la soberbia, el orgullo, la frivolidad, la prepotencia y la corrupción. La virtud con la cual podemos vencerla es la Humildad.
3. La tentación del PLACER
Se refiere al goce o disfrute desmedido de la vida de la cual depende el bienestar general de la persona. El engaño consiste en hacer creer que todo el bien de la persona depende del placer. Por ejemplo: “a mayor placer, mayor bienestar integral”. Esta tentación nos puede hacer caer en el pecado de la lujuria, la gula y el adulterio. La virtud con la que es posible vencerla es con la Fortaleza.
Jesucristo nos da ejemplo que con la oración y el ayuno podemos mortificar el cuerpo y fortalecer el alma y de este modo vencer las tentaciones. La cuaresma es un tiempo propicio para llevar a cabo diversos ejercicios que nos posibiliten llegar a la Pascua con un corazón limpio y un espíritu fuerte. En este tiempo, dejémonos guiar por el Espíritu santo, quien nos sostendrá en nuestras debilidades y nos impulsará en nuestras fortalezas.
Pbro. Crispín Hdez. Mateos