ABORTO EN ARGENTINA: El poder genocida de la IPPF.

José Arturo Quarracino
José Arturo Quarracino

Con el aporte imprescindible de la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, virtual presidente, en la Argentina no sólo se impuso la legalización de la pena de muerte prenatal. En realidad se cumplió el plan genocida diseñado e impulsado por la multinacional británica abortista International Planned Parenthood Federation (IPPF) [Federación Internacional para la Planificación Familiar], institución “privada” pero con un presupuesto anual subvencionada en un 80% en fomra directa por los gobiernos de los países desarrollados y organismos internacionales, y en un 20% y por las grandes empresas multinacionales, productivas y financieras. 

  1. El 30 de diciembre pasado el Senado argentino legalizó el aborto, mediante un mamarracho jurídico que lisa y llanamente viola la Constitución Nacional, al “legalizar” la pena de muerte para las personas más inocentes e indefensas de todas, legalización que la Carta Magna prohibe absolutamente.

Dijimos también que la normativa aprobada merecería además un análisis psiquiátrico, ya que, entre otras cosas,  inventa el aborto como derecho de la mujer para matar a su hijo antes de que nazca, pero a la vez mantiene el carácter de delito criminal de ese mismo hecho. Y por otro lado permite que por simple declaración escrita, sin denuncia judicial y sin prueba, una mujer pueda abortar alegando que su embarazo es fruto de una violación, eliminando así a la criatura gestada, pero dejando vivo al violador que cometió el crimen.

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Los senadores que votaron a favor de la legalización del aborto fueron todos coincidentes en el argumento justificador, planteándolo como un “problema de salud pública”, porque las mujeres pobres, de escasos recursos, recurren a prácticas clandestinas para abortar, en condiciones inseguras que muchas veces las obliga a concurrir a hospitales públicos y centros de salud, después de haber puesto en riesgo su vida, recargando la labor hospitalaria. Desde el presidente Alberto Fernández hasta la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, diputados y senadores nacionales, todos recurrieron a este argumento sanitario, creyéndose así “progresistas” y “revolucionarios”.

Pero para desilusión de los abortistas, como hemos mostrado y demostrado hasta el cansancio, el argumento que la mujer tiene derecho a abortar y que tiene que hacerlo en condiciones sanitarias seguras no es original de estos militantes de la muerte prenatal, sino de John Davison Rockefeller III, el inventor de esta concepción asesina y genocida: «[…] la anticoncepción es el método de elección para prevenir un nacimiento no deseado. Creemos que el aborto no debe ser considerado un sustituto para el control de la natalidad, sino más bien como un elemento en un sistema general de cuidado de la salud materno-infantil»[1].

En síntesis: la ley que legaliza el aborto en Argentina tiene como sus fundamentos la ideología anticonceptiva, abortista y genocida de la oligarquía financiera internacional, de la que John Davison Rockefeller III y su familia son los operadores políticos por excelencia de ese poder especulativo y depredador.

  1. Por su parte, la multinacional abortista británica IPPF ha sido el brazo ejecutor del plan antinatalista y criminal diseñado por el magnate estadounidense Rockefeller antes mencionado. En este sentido, el poder ejecutivo y el poder legislativo nacionales sólo han sido los gerentes ejecutores de este siniestro plan genocida infantofóbico, a nivel mundial y ahora en nuestro país.

A las pocas horas de haberse aprobado la ley en Argentina, el 31 de diciembre, la página web de la rama de la región occidental de la IPPF no sólo saludó el “triunfo” legislativo, sino que hizo saber que fue esta organización la que “alimentó un ecosistema de organizaciones feministas y activistas por más de 15 años, lo que contribuyó a hacer posible hoy” que el aborto sea legal.

No sólo eso, sino que también reconoce que IPPF “apoya directamente a siete socios en Argentina, que a su vez subvencionan a otras 20 organizaciones de base de todo el país, que son las que acompañan a políticos y legisladores, hacen campañas de comunicación y difusión para hacer presente el “derecho al aborto” en el discurso público, y van a planificar activamente la mejor forma de apoyar la implementación de la nueva ley[2].

Las siete socias de IPPF en el país son verdaderas organizaciones colaboracionistas cipayas: -Casa FUSA – Católicas por el Derecho a Decidir – CEDES (Centro de Estudio de Estado y Sociedad) – Amnistía Internacional en Argentina – Fundación Huésped – CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) – FEIM Argentina.

En definitiva, una invasión británica con colaboracionismo “argentino” en toda la línea.

  1. Significa entonces que la “iniciativa” impulsada por el presidente argentino y acompañado y avalado por la vicepresidente de la Nación es, en realidad, un plan extranjero pero implementado por “argentinos”, al mejor estilo de los históricos oligarcas liberales al servicio del Imperio Británico y de Su Majestad. Pero estos oligarcas de ahora no son ideológicamente liberales, sino “progresistas socialdemócratas”, disfrazados de “nacionales y populares”, pero en realidad gerentes ejecutores del genocidio prenatal y administradores de la disgregación social y nacional de Argentina.

En síntesis, la legalización del aborto lograda en estos días ha significado la confluencia del proyecto genocida del clan Rockefeller, la estrategia invasora-colonizadora de la IPPF y la colaboración de dirigentes nativos, para implementar el genocidio más espantoso y siniestro de todos: el de las personas más inocentes e indefensas de todas, los niños por nacer.

Históricamente, Gran Bretaña:

— ha tomado el control de la economía argentina, durante largos períodos de nuestra historia

– se ha robado parte de nuestro territorio nacional (Islas Malvinas)

– se ha apropiado de buena parte de las riquezas nacionales y de porciones del suelo patrio

– ahora da el último paso: desaparición y muerte de la mayor parte de los argentinos que vienen al mundo.

En rigor de verdad, la Argentina está padeciendo las Invasiones Inglesas del siglo XXI, ya no por riquezas naturales ni por recursos económicos, tampoco por apropiación de territorio, sino para asesinar y matar sin piedad a los argentinos del futuro, en una verdadera güera de exterminio. Invasiones Inglesas que forman parte de la misma guerra de 1806-1807 y de 1982, pero que se expresa no con armas militares, sino con las armas del espíritu, en un combate cultural, doctrinal e ideológico, a vencer o a morir.

[1]Rockefeller Commission Report, Growth Population and the American Future, Chapter 11, New York 1972.

[2] En https://www.ippfwhr,org/es/resource/argentina-se-convierte-en-el-pais-latinoamericano-mas-grande-en-legalizar-el-aborto/

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