El mayordomo infiel del Papa Benedicto XVI ha muerto a los 54 años. En 2012, el laico más cercano al Pontífice emérito saltó a los medios de comunicación cuando se convirtió en el centro del caso Vatileaks 1, robadno documentos privados de Ratzinger y divulgándolos a través de periodistas.
Por este motivo fue condenado por el Tribunal del Vaticano a tres años de cárcel, reducidos a 18 meses. La defensa de Gabriele decidió no apelar y, en vísperas de la Navidad de 2012, Benedicto XVI fue a visitarlo a la celda de la Gendarmería Vaticana donde llevaba varios meses detenido para confirmar su perdón y comunicarle en persona que había acogido su solicitud de indulto, condonando la pena que se le había impuesto.
En los años posteriores a la sentencia, el ex mayordomo de Ratzinger permaneció trabajando en estructuras vinculadas a la Santa Sede, para asegurar el sustento necesario para su esposa e hijos.
Cuando la Gendarmería del Vaticano entró en su casa se encontraron miles de textos y documentos. Hasta 82 cajas escondidas en los armarios que contenían escritos confidenciales del Papa, incluidos textos encriptados enviados a nunciaturas apostólicas de todo el mundo sobre temas internacionales delicados. También había numerosos papeles en los que Benedicto XVI había escrito “zu vernichten” -destruir- de su propia mano y que, en cambio, Gabriele se había llevado a casa. El ex mayordomo llevaba desde 2006 trabajando con el Papa.
Como consecuencia del escándalo, Ratzinger pidió a tres cardenales -Jozef Tomko, Julián Herranz y Salvatore De Giorgi- que realizarán una investigación para arrojar luz sobre quién estaba detrás de la mano de Gabriele.
Durante el juicio, el ex mayordomo pontificio siempre dijo que no se sentía un ladrón, aunque sí responsable de haber “traicionado la confianza” de Benedicto XVI. “Lo que siento fuerte dentro de mí es la convicción de haber actuado por amor exclusivo, diría visceral, a la Iglesia de Cristo y a la cabeza visible”, que es el Papa.
En la época de la sentencia, un comunicado de la Secretaría de Estado desmintió todas las hipótesis de conspiración al respecto: “El juicio logró esclarecer los hechos, constatando que el señor Gabriele llevó a cabo su proyecto criminal sin incitación ni incitación de parte de otros, pero basados en creencias personales de ninguna manera compartibles. Las diversas conjeturas sobre la existencia de conspiraciones o la implicación de varias personas resultaron, a la luz de la sentencia, infundadas”.
El informe elaborado por los tres cardenales fue completado y entregado a Benedicto XVI en los últimos días de su pontificado. En su primer encuentro en Castel Gandolfo, pocos días después de la elección de Francisco, Benedicto XVI se lo entregó al nuevo Papa. El Pontífice argentino comentó recientemente este hecho. “Al comienzo de mi pontificado fui a ver a Benedicto. Mientras pasaba las órdenes, me dio una caja grande. ‘Aquí está todo, están las actas con las situaciones más difíciles, llegué hasta aquí, intervine en esta situación, empujé a esta gente y ahora es tu turno’. Aquí, no he hecho más que seguir el testigo de Benedicto, he continuado su obra”.
Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
con información de InfoVaticana