La semana pasada, en la ciudad rural de Myrtleford, en Australia, dos mujeres anglicanas, una de las cuales es una «sacerdotisa» anglicana gay, se unieron al sacerdote católico en el santuario durante una misa pública del Novus Ordo .
La misa, parte del Festival Italiano anual de la ciudad, se celebró en los terrenos de la iglesia de Santa María, en un escenario temporal, y estuvo dedicada a San Antonio de Padua. Cuando un asistente, atónito, preguntó por qué las sacerdotisas estaban cerca del altar durante la misa, una vecina (que resultó ser una exmonja) respondió: «¡Aquí en Myrtleford lo hacemos todo juntas!».
El testigo, un católico fiel, se sorprendió al ver a las dos mujeres consumiendo la Sagrada Hostia, a pesar de pertenecer a la fe anglicana. Aunque ninguna de las dos participó activamente en la misa, a la sacerdotisa se le entregó un cáliz para que lo sostuviera mientras se distribuía la Sagrada Comunión. También se dirigió a la multitud al finalizar la misa.
Según el testigo presencial, «Una de ellas intentaba tocarlo todo y finalmente consiguió el incienso. El sacerdote maldijo antes de leer el Evangelio. Dijo «mannaggia miseria» (que significa «maldita sea» en italiano).
La sacerdotisa es Moira Evers, una conocida activista lesbiana y LGBTQ. En un artículo publicado cuando fue nombrada párroca en Myrtleford, Evers afirmó que quería que la gente viera la iglesia como un lugar seguro.
Evers es controvertida incluso dentro de la Iglesia anglicana debido a su participación en un grupo de defensa de personas del mismo sexo que expresó su apoyo a una misa satánica. También hay informes de que miembros de su antigua congregación en Buderim abandonaron la parroquia debido a su postura pro-LGBTQ.
El párroco de la Iglesia Católica de Santa María es el padre Tony Shallue. Parece haber pocas esperanzas de que sea sancionado por el abuso litúrgico, ya que Santa María se encuentra en la Diócesis de Sandhurst, supervisada por el obispo Shane Mackinley.
Este mismo obispo es conocido por permitir que la exhibición de un ídolo pagano relacionado con la brujería, que se mantuvo durante tres meses en la Catedral del Sagrado Corazón de Bendigo, a pesar de la fuerte oposición del clero católico y los fieles.
MYRTEFLOD, AUSTRALIA.
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