El Cardenal George Pell dijo a FirstThings.com (15 de noviembre) que antes quería reconciliar el amor de Dios con el castigo eterno.
Durante décadas, creyó que casi todos se salvarían, muy pocos irían al infierno, y muchos necesitarían purificarse en el purgatorio, aunque sabía que los doctores de la Iglesia enseñaban que la mayoría de la raza humana está condenada.
El cardenal también era consciente de la advertencia de Cristo en Lucas 13:24, «Esfuérzate por entrar por la puerta estrecha, porque te digo que muchos tratarán de entrar y no lo conseguirán».
Él «cambió» su punto de vista cuando un obispo americano le dijo que la crucifixión de Cristo y la actividad sacerdotal serían inútiles, si no hubiera un castigo eterno.
Ahora, Pell dice que era un «sentimentalista protegido» que ignoraba el terrible sufrimiento causado por el pecado, y subestimaba «la obstinación de la voluntad humana».
Cree que no tomar en serio el hecho de que Cristo juzgará a todos en el último día está «en el corazón de la crisis de la fe y la moral».
Con información de en. News
