Al final del pontificado, Francisco quedan un montón de escombros, también financieros. Ante la catastrófica situación financiera del Vaticano, Francisco creó el 26 de febrero una «Commissio de Donationibus pro Sancta Sede» con la tarea específica de fomentar las donaciones.
Andrea Gagliarducci califica este hecho como una prueba más de una «grave crisis estructural en las finanzas de la Santa Sede». Enumera los hechos concretos:
– La promoción de Francisco de la Iglesia como un «hospital de campaña» no puede funcionar, y su respuesta a las urgencias con urgencias la está dejando cada vez más corta de aliento.
– El famoso Óbolo de Pedro sigue sufriendo las consecuencias de una mala gestión y un marketing dudoso.
– El eslogan de Francisco de una «Iglesia pobre para los pobres» sólo funciona si no se sabe realmente cómo funciona una máquina compleja como la Iglesia y sus organizaciones benéficas.
– Francisco creó comisiones con miembros externos y consultores de empresas que trataron a la Santa Sede no como un Estado sino como una institución financiera.
– Se separaron los balances para realizar un saneamiento contable que provocó sufrimientos financieros.
– La Santa Sede se desprendió de ciertas inversiones «poco éticas» y reinvirtió de tal manera que los buenos ingresos fueron sustituidos por malos ingresos, mientras que la desinversión causó pérdidas financieras adicionales debido a las multas pagadas.
– Las reformas financieras de Francisco han dado muchos tumbos en los últimos diez años.
– Hubo que cambiar un contrato de auditoría porque daba acceso a cuentas estatales que ningún Estado habría aceptado jamás.
– Francisco dejó que chocaran dos mundos, no dio una dirección precisa al gobierno y luego eligió la estrategia más dictada por el periodismo de régimen, la de la especulación financiera, la de los profesionales externos, la de cortar ramas institucionales.
– Intervino en la microgestión, dando incluso instrucciones sobre cómo cerrar la operación de la notoria propiedad londinense, y luego decidió llevar a juicio a los implicados, incluso a los que habían actuado de acuerdo con sus instrucciones.
– La destrucción del sistema no ha conducido a una Santa Sede más transparente, a pesar de las cuentas anuales que ahora publican el IOR, la APSA y la Santa Sede.
– El Banco Vaticano nunca ha repetido el beneficio récord de 86,6 millones que obtuvo en 2012, el último año antes de la gestión de Francisco.
– El sistema de las finanzas vaticanas ha sido desmantelado por una mala gestión y una idea financiera que no tiene en cuenta las especificidades del Estado vaticano.
La conclusión de Gagliarducci: «Hemos vuelto a la Edad Media: la Santa Sede tiene que alimentarse de donaciones externas, e incluso es necesaria una comisión ad hoc».
Señala que nunca se ha publicado el presupuesto del fondo de pensiones del Vaticano, el único que está en números negros porque se compone del dinero aportado por los empleados y que les pertenece, y teme que el fondo pueda utilizarse también para tapar agujeros presupuestarios.
El patrimonio inmobiliario histórico de la Santa Sede se está vendiendo, advierte Gagliarducci. Muchas nunciaturas han sido vendidas o están en venta.
El patrimonio se está vendiendo, pieza a pieza, para tapar los agujeros presupuestarios:
Los ingresos que provenían de cada pieza se perderán, lo que llevará a una exposición cada vez mayor de la Santa Sede».

Por ANDREA GAGLIARDUCCI.
CIUDAD DEL VATICANO.
MONDAYVATICAN.