¿De qué está lleno tu corazón?

Pbro. Hugo Valdemar Romero

En el Evangelio de este domingo, Jesús continúa con las enseñanzas del sermón de la montaña o las bienaventuranzas y advierte de cosas que debes evitar, no ver la paja en el ojo de tu hermano, sin antes ver la viga que llevas en el tuyo. Suele pasar que criticas duramente en otros lo que tú mismo tienes o padeces, pero juzgas con creces, tan es así que lo que condenas es una paja comparado con la viga que tú cargas. Se cae en la manía de condenar en los otros lo que en uno mismo se tolera o se condena afuera lo que se vive adentro, pero a escondidas, para que los demás no se den cuenta.

Jesús pide que si quieres ser honesto, antes de juzgar los defectos de los otros, te mires a ti mismo, trabajes por quitar la viga que cargas y no caigas en la tentación de condenar a tu hermano sin antes conocerte y juzgarte a ti mismo. Jesús continúa diciendo, no hay árbol bueno que produzca frutos malos, es decir, según eres tú, así serán tus obras. Si en verdad eres una persona llena de bondad, transparente, humilde, servicial, alegre, así serán tus obras.

Si por el contrario estás lleno de maldad, resentimientos y envidia, eso mismo es lo que proyectarás afuera y dañarás a mucha gente y te destruirás a ti mismo. Jesús continúa diciendo, “El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón”, es decir, nuestra persona, nuestras obras, son reflejo de lo que somos, de lo que llevamos dentro y por eso Jesús remata diciendo, la boca habla de lo que está lleno el corazón.

¿De qué estás lleno? ¿De qué está lleno tu corazón? ¿De soberbia, de críticas, de amargura, de resentimientos, de intolerancia y envidia? Examina tus conversaciones, mira tu conducta, reconoce tus hipocresías y entonces verás con claridad de qué está lleno tu corazón. Las personas que son felices no critican, no condenan, no se escandalizan porque su corazón, como el de Jesús, está libre de toda maldad y lo único que emanan es paz y bondad. Son quienes siempre tratan de ver lo bueno, los que pasan por alto los defectos de los demás, los que no critican y tienen envidias y resentimientos y siempre hablan bien porque su corazón está lleno del amor de Dios.

¿Y tú cómo te sitúas ante este evangelio? Pídele a Jesús que te ayude a ocuparte en liberarte de tu viga, que te haga alegre y pleno y que no permita que te distraigas con la paja del ojo de tu hermano.

¡Feliz domingo, Dios te bendiga!

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