¿Por qué una sola Misa glorifica a Dios más de lo que todos los ángeles y santos lo glorificarán en el cielo por la eternidad?

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Una sola Misa glorifica a Dios más de lo que lo glorificarán todos los ángeles y todos los santos en el Cielo por la eternidad, porque cada Misa tiene un valor infinito y porque en la Misa es Dios mismo quien se ofrece a Dios (el Hijo al Padre). Por lo tanto no hay nada que glorifique más a Dios que la Misa.

El padre Antonio Royo Marín escribe en Teología de la perfección cristiana : 

Una sola Misa glorifica a Dios más de lo que todos los ángeles, santos y beatos juntos, incluida la Santísima Virgen María, lo glorificarán en el cielo por toda la eternidad”. 

La Misa es la renovación incruenta del Sacrificio de Cristo en el Calvario. Pues bien, la cruz es la mayor y más perfecta glorificación que el universo puede dar a Dios. Veamos por qué.

La redención procede simétricamente a la creación. Todos los seres, especialmente los racionales, fueron creados según el modelo del Verbo de Dios. Asimismo, la Redención, como recreación, se realiza mediante la Encarnación del Verbo. Pero la Redención se realizó en la Cruz. Así pues, la cruz es la mayor y más perfecta glorificación que el universo puede dirigir a Dios. La misa es la recreación de la cruz, por lo tanto, la misa es la mayor glorificación.

Leamos lo que dice al respecto el célebre liturgista Dom Prosper Gueranger:

“La inmolación de Nuestro Señor en el Calvario fue un crimen horrendo y abominable; El sacrificio que se realiza en el altar es lo más glorioso que puede haber para Dios, ya que quien se ofrece está vivo. Es el Dios vivo que ofrecemos: es el Hijo vivo ofrecido al Dios vivo. ¿Puede haber algo mayor?

¿Y qué hay más correcto que expresar este pensamiento colocando el Cuerpo del Señor sobre el cáliz que contiene su Sangre?

Por eso el Santo Sacrificio de la Misa es el acto más glorioso que se puede hacer por Dios, ya que en este momento sublime se le rinde todo honor y gloria: per ipsum, et cum ipso, et in ipso. El sacerdote tiene en sus manos a Aquel por quien no sólo se da todo honor y gloria a Dios, sino Aquel que comparte esta misma gloria con Dios: per ipsum, et cum ipso!

Es la Palabra del Padre que se deja tomar, que se deja tocar, porque quiere que toda la gloria y el honor sean dados a Dios: omnis honor et gloria; Él quiere que un tributo que le sea agradable ascienda al trono de Dios¿Qué son los homenajes de los hombres comparados con los que Nuestro Señor rinde a su Padre? Sí, el Santo Sacrificio de la Misa es verdaderamente el acto más glorioso que podemos ofrecer a Dios”. (Dom Prosper Gueranger, Explicación de las oraciones y ceremonias de la Santa Misa , Città di Castello (Perugia) 2008, p.170).

CORRADO GNERFRE.

ITRASENTIERI.

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