“Creo que se puede ser partidario del espectro de la Vida y aun así respetar el derecho de la mujer a elegir su salud reproductiva, incluido cuándo abortar en las primeras etapas del embarazo”, afirmó la «obispa» de la «iglesia episcopalista» de Estados Unidos, Mariann Edgar Budde, conocida por su criticado sermón en la toma de posesión de Trump como Presidente.
Sin embargo, a pesar de lo dicho por la «obispa», afirmar que Jesús, que amaba a los niños, sanaba a los quebrantados y tenía una profunda compasión por los débiles, apoyaría la matanza de los niños no nacidos es una trágica incomprensión de su carácter. El Salmo 139 nos dice que Dios teje todas las vidas en el vientre materno. La vida, desde la concepción, es preciosa y tiene un propósito. El cuidado de Jesús por la vida se extiende desde su mismo comienzo hasta su fin natural.
“Tú creaste todas las delicadas partes internas de mi cuerpo y me tejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu obra es maravillosa, ¡qué bien lo sé! Me observaste mientras me formaban en total reclusión, mientras me tejían en la oscuridad del vientre. Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue dispuesto antes de que transcurriera un solo día”. Salmo 139:13-16
La «reveranda» Budde también señaló: “Aquellos que están más en el espectro cristiano, para ser más coherentes, tendrían algunas cosas muy importantes que decir sobre la forma en que tratamos a nuestros niños, la forma en que enfrentamos la pobreza en este país, la forma en que tratamos a las personas cuando están encarceladas, la forma en que tratamos a las personas al final de la vida”.
Sin duda, los cristianos deben preocuparse por los niños después del nacimiento, por luchar contra la pobreza, por reformar los sistemas de justicia y por mostrar compasión hacia quienes enfrentan circunstancias difíciles. Sin embargo, reconocer estos problemas más amplios no justifica la aceptación del aborto. Amar bien a las personas significa apoyar tanto a la madre como a su hijo. Podemos afirmar la dignidad de una mujer y ofrecerle la compasión y los recursos que necesita sin sacrificar la vida de su precioso bebé.
Budde afirmó además: “Podríamos tener conversaciones muy interesantes sobre qué hacer, qué es lo mejor para una mujer en las primeras etapas del embarazo”. Pero frente a lo argumentado por la «obispa», la respuesta a estas conversaciones nunca debería implicar sacrificar la vida inocente. Jesús nunca nos pidió que comprometiéramos la verdad por comodidad o conveniencia.
Como cristianos, debemos llamarnos unos a otros a un nivel superior. Seguir a Jesús significa defender la verdad, incluso cuando esta es contracultural.
Únase a nosotros en oración por la Reverenda Mariann Edgar Budde, para que Dios le revele continuamente que el aborto no es algo que esté de acuerdo con su corazón. El mensaje de Cristo es claro: toda vida es sagrada y estamos llamados a proteger y valorar ese don, incluidas las preciosas vidas que crecen en el útero.
Por ASHLYNN LEMOS.
