Entre los temas que han caracterizado el actual pontificado, que ahora entra en su triste fase final (más o menos larga), el tema más mediático -y ahora tediosamente- relevante, es sin duda el de la acogida de los «hermanos inmigrantes», hasta el grado de comprometerse para apoyar financieramente a las ONG cuyos barcos traen inmigrantes ilegales al territorio italiano.
Por lo tanto, sería de esperar que el Estado gobernado por el Romano Pontífice dictara normas coherentes con la retórica político-mediática de su soberano (absoluta, entre otras cosas).
En cambio descubrimos que el pasado 19 de diciembre el Estado de la Ciudad del Vaticano promulgó un decreto que establecía el delito para quien intente entrar clandestinamente en su territorio: es decir, el delito de inmigración ilegal.
Veamos en detalle los casos más interesantes:
- Será castigado con pena privativa de libertad de uno a cuatro años y multa de 10.000 euros a 25.000 euros quien penetre en el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano con violencia, amenazas o evasión fraudulenta de los sistemas de seguridad y protección del Estado o eludiendo los controles fronterizos. ;
- si el delito se comete con el uso de armas de fuego, instrumentos susceptibles de ofender, sustancias corrosivas o por una persona falsa o por varias personas juntas, la pena es de dieciséis meses a seis años y con multa de 13.300 euros a 37.500 euros;
- si la persona, para cometer el delito, ingresa al territorio del Estado conduciendo un vehículo, evadiendo o forzando el control fronterizo o incumpliendo la invitación de alto dada por la policía, la pena es de hasta seis años y ocho meses y con una multa de hasta 41.700 euros (¿quién sabe qué pensarán de ello el señor Luca Casarini, gran amigo y colaborador del Papa Francisco, o la señora Carola Rackete, nueva parlamentaria europea?);
- la condena por tales delitos puede dar lugar a la aplicación de la pena adicional de prohibición de entrada al territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano por un período de diez años; esta medida también puede adoptarse antes de la condena e incluso independientemente de la condena «si existen razones justificadas»;
- Quien sea objeto de una prohibición de entrada y entre en el Estado de la Ciudad del Vaticano será castigado con pena de prisión de uno a cinco años y multa de entre 10.000 euros y 25.000 euros y se le aplicará la pena accesoria de prohibición de acceso al territorio. el Estado de la Ciudad del Vaticano por un período de quince años;
- la policía judicial procede a detener a cualquier persona sorprendida en el acto de cometer dichos delitos;
- Quien, habiendo recibido una concesión para el uso de propiedades en el Estado de la Ciudad del Vaticano, proporcione alojamiento a otras personas sin la autorización requerida, está sujeto a la sanción administrativa pecuniaria del pago de una suma de entre 10.000 euros y 25.000 euros.
En resumen, en el Vaticano la inmigración ilegal es un delito y ¡se avecinan tiempos muy duros para quienes la cometen!
Seamos claros: la Ciudad del Vaticano es un Estado soberano y como tal tiene pleno derecho a comportarse… y como tal -con razón- se comporta: como Italia (por cierto, con mayor rigor), como Estados Unidos, como Estados Unidos. Unidos, como Francia, como España, como Alemania.
Pero al menos, a partir de ahora evita su (…)
lección semanal sobre la acogida de inmigrantes ilegales.
¡Doctor, cúrele ipsum!
LV/LUIGI CASALINI.
CIUDAD DEL VATICANO.
DOMINGO 12 DE ENERO DE 2025.
MIL.
N. DCCX – Decreto del Presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano sobre las entradas ilícitas en el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano.(19 de diciembre de 2024)