El pelícano como símbolo de la Eucaristía tiene su origen en una antigua leyenda presente en los bestiarios medievales.
Se dice que el pelícano, cuando no tiene alimento disponible, se hiere el pecho con el pico y alimenta a sus hijos con su sangre. De aquí el simbolismo es claro: Cristo alimenta con su sangre, así como el pelícano alimenta con su sangre a sus pequeños hijos.
San Jerónimo, a principios del siglo V, se sirvió de esta imagen comentando el versículo 7 del Salmo 101:
Soy como el pelícano del desierto, soy como el búho entre las ruinas».
Posteriormente, Santo Tomás de Aquino, en Amo te dedica , dice:
Señor Jesús, tierno pelícano, lávame, impurame, con tu Sangre de la cual una sola gota ya puede salvar al mundo de todos los pecados ”.
Obviamente, este simbolismo se encuentra en muchas pinturas, frescos, esculturas e incluso en la Comedia de Dante.
CORRADO GNERRE.
ITRASENTIERI.