* 1 de enero: último día de la octava navideña y primer día del nuevo año calendario, la Iglesia Católica celebra la fiesta de María, la Santa Madre de Dios. Además, celebra la Jornada Mundial de la Paz, instituida en 1968 por el Papa Pablo VI
La maternidad divina es el primer y más importante privilegio de María, del que se derivan todas las demás razones de su honor y papel especial en la Iglesia. La Fiesta de la Divina Maternidad fue introducida en la liturgia por el Papa Pío XI en 1931, deseando celebrar el 1.500 aniversario del Concilio de Éfeso (431), en el que a María se le concedió el título de «Theotokos» (Madre de Dios).
El Papa fijó el 11 de octubre como fecha de la festividad. Después de la reforma litúrgica de 1969, esta festividad fue elevada al rango más alto (es la llamada «fiesta obligada», es decir, relacionada con la obligación de participar en la Santa Misa) y trasladada al 1 de enero, es decir, al último día. de la octava navideña. Esto enfatiza la estrecha conexión entre la verdad sobre la Navidad y la Divina Maternidad de María.
Aunque la verdad sobre la Maternidad Divina está fuertemente confirmada en los textos de la Sagrada Escritura. y la Tradición más antigua, en el siglo V, gracias al Patriarca de Constantinopla Nestorio, se desató una feroz disputa teológica sobre este tema.
Nestorio afirmó que en Cristo hay dos personas y dos naturalezas: humana y divina, y María sería madre sólo de Cristo hombre, y no de Cristo Dios.
La disputa fue resuelta por los obispos reunidos en 431 en el Concilio de Éfeso, quienes demostraron, sobre la base del Apocalipsis, que Cristo es una Persona en la que hay dos naturalezas: la humana y la divina. María, como Madre de la Persona de Cristo, tiene derecho, por tanto, al título de Madre de Dios.
En 1968, el Papa Pablo VI estableció el 1 de enero como el Día Mundial de la Paz. En este día, los sucesivos Papas envían cada año un mensaje especial a los fieles. En este día se lee un fragmento de la Sagrada Escritura en la liturgia de la Iglesia. con una bendición especial de Dios: «Que el Señor os bendiga y os guarde. Que el Señor haga resplandecer su rostro sobre vosotros y tenga de vosotros misericordia. Que vuelva su rostro hacia vosotros y os dé paz» (Números 6:24- 26).
KAI.
