Por: Jeffrey M. Kihien-Palza
En el Monasterio Franciscano de Washington, DC, existe una réplica de la Gruta de Belén o Cueva de Belén, lugar en donde nació Jesucristo, esta cueva era utilizada como establo por eso se representa el nacimiento de Jesús rodeado de animales. Descubrir esta gruta fue una experiencia importante en mi vida, ocasionando mi conversión paulatina al catolicismo. Es para mí, el descubrimiento de la verdad a través de la doctrina católica que el mundo me había ocultado con propaganda constante, produciéndome ofuscación contra la religión que me bautizó y salvó del pecado original. La propaganda contra la iglesia católica es tan fuerte, que recuerdo a mi madre hablándome sobre Dios y advirtiendo del demonio y que no me condene, y yo, no prestándole atención porque mi mente había sido programada. De haber sabido antes, mi vida hubiese sido mejor, creo yo. La doctrina de la iglesia, como es la verdad, me ha hecho observar el error de las ideologías modernas y de las modas que pululan alrededor nuestro, que no liberan más bien atrapan en la fealdad. Si no te das cuenta, la belleza está en las iglesias católicas y en lo que se produjo alrededor de ellas, incluyendo la música, poesía, pintura y literatura, y también la belleza del hombre y mujer con virtudes y pulcritud de cuerpo y palabra. El hombre que cree en Dios produce cosas bellas, la evidencia que soporta mi afirmación es inmensa. Las ciudades de occidente post cristiano se vuelven cada día más feas, a medida que la civilización se vuelve atea. Uno sale de los centros históricos de alguna ciudad, y la arquitectura moderna nos lanza una cachetada. El mundo nos obliga a ver belleza en donde no existe, porque al negar la única verdad, que es la cristiana, todo se relativiza, todo es verdad, todo es bello algo que es imposible.
Jesús fue perseguido desde el momento de concepción hasta su violenta muerte. Alertado por un ángel, José, María y el niño Jesús tuvieron que cruzar el desierto, huyendo hacia Egipto, porque Herodes buscaba al niño para matarlo, temeroso porque amenazaba su poder. Herodes ordenó matar a todos los niños de Belén y alrededores menores de dos años, se le conoce como la Matanza de los Inocentes. Conjeturo lo cruel de la escena, y también comprendo la matanza de inocentes que es el aborto y la eutanasia, tan comunes en estos días que gentes dedican su vida para que se produzca. Son épocas de Herodes, asesinar niños es un derecho, y suicidarse una opción de libertad. El mundo esta confundido por las ideologías.
El mundo moderno está en contra de la iglesia católica, cuando preguntas porque, no saben responder, y si lo hacen, son respuestas de libreto, sacadas de alguna película de propaganda moderna que supuestamente protege la libertad. Pero ese no es un factor para alejarse de la fe, más bien nos acerca más. La vida de Jesús es un constante rechazo, sus propios apóstoles lo vendieron y negaron, para luego arrepentirse y morir por él. Todos los apóstoles de Cristo tuvieron muertes violentas solamente por evangelizar. No son los únicos, la historia está llena de mártires y santos, rechazados por llevar la verdad.
En los Estados Unidos un país cristiano, es políticamente incorrecto desear Feliz Navidad, se tiene que decir Felices Fiestas para no ofender, no he conocido a nadie que se ofenda por desearle Feliz Navidad, pero si lo conociera le solicitaré tolerancia y empatía por mi religión. En algunas ciudades inclusive se prohíbe rezar en las escuelas o tener una cruz o un santo. Y en el año 2020, con la efervescencia democrática revolucionaria, se quemaron iglesias y derribaron estatuas de santos, y en el 2024 el discurso político de una candidata era el aborto. No creamos por eso que nuestra vida cristiana es fácil, pero hay que vivirla de esa forma. Los delitos de odio se han legislado contra nosotros, pero el cristiano no odia, no puede odiar porque es pecado, el cristiano corrige el error, ama y perdona, porque no se puede amar sin corregir. No hacerlo es como darle un cerillo encendido a alguien empapado en gasolina, imagina las consecuencias.
El niño que nació en una cueva es todavía perseguido después de haber dejado este mundo hace dos mil años. Niegan su nacimiento, su vida, su doctrina y su iglesia, cuando preguntas el por qué; no saben responder. Por él celebramos la Navidad, la fiesta más grande de la humanidad, que nos enseña a ser humildes ante Dios y nos recuerda que todos estamos llamados a ser santos. Feliz Navidad.