El Fin de las Ideologias y el Retorno de Trump

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Por: Jeffrey M. Kihien-Palza

Desde el siglo XIX se alertaba sobre el peligro de las nuevas formas de pensamiento que se alejaban de la doctrina cristiana, Donoso Cortez veía en el liberalismo un
“puerto peligroso” el cual no resolvía los problemas que aparecían en la sociedad moderna. El liberalismo, con su aberrante desprecio al dogma, a la verdad absoluta, destruyó desde dentro la civilización hispana, este proceso de negación a la acción civilizadora del cristianismo con su sistema de virtudes, caló con fuerza en la América hispana, destruyendo la nación que ocupaba prácticamente todo el continente, dividiéndolo y deformando su base moral. El paradigma se transformó de la vida en caridad, propiedad privada, familia, Dios y vida eterna, a la búsqueda de la libertad sin entender que ya la tenían. Este paradigma llevó a la oligarquía dominante a cometer suicidio, a destruir lo que habían formado durante trescientos años anteriores. La libertad para la América hispana no era otra cosa que separarse del sistema virreinal monárquico autónomo, para entregarse al modelo del estado absoluto, que tiende a controlar al ser humano hasta el nivel del subconsciente obligándolo a pensar de la forma que el estado moderno absolutista le ordena. Desviarse del pensamiento ordenado pasó a ser considerado un delito, y atacar a este estado se convirtió en subversión.

Del liberalismo, que busca la utopía de la libertad, inevitablemente tenía que nacer otra ideología más perversa, que también ofrece libertad mediante su imposición desde el estado absoluto que el liberalismo había creado; es el comunismo, una ideología mesiánica responsable de millones de muertes directas y mucha miseria. Ambas son hermanas, hijas de la misma madre, y ambas anticristianas, proclaman la separación de iglesia y estado, la religión es el opio del pueblo arenga la segunda, sin percatarse que la libertad que proponen nace de la negación de la naturaleza del hombre mismo y, del error teológico que inmediatamente se convierte en un error político, con consecuencias nefastas para la civilización y supervivencia de la especie humana.

La civilización gobernada por ideologías y valores antes que virtudes, no ha sido un lugar de paz. Es un periodo de guerras globales, estados en extremo totalitarios de gobiernos comunistas, y deshumanización. En 1960 se publicó el libro “El fin de las Ideologías,” de Daniel Bell, según el autor la industrialización, capitalismo y democracia desplazarían a las ideologías. En los 60s la Unión Soviética era un país industrial, democrático y con capitalismo de estado, al estilo comunista y en extremo ideologizado, lo mismo sucedía en el llamado occidente. Mas tarde, luego de la autodisolución de la Unión Soviética y caída del Muro de Berlín, Francis Fukuyama revivió nuevamente la teoría del fin de las ideologías, en un ensayo publicado en 1989; “¿El fin de la historia?,” el cual se convertiría en un libro. Fukuyama basa su teoría del fin de las ideologías con la terminación de la guerra fría y, triunfo de la democracia liberal, con Estados Unidos a la cabeza. Sin embargo, la refutación es que no puede haber fin de las ideologías, si se proclama al mismo tiempo que el liberalismo a triunfado, y esta no puede sobrevivir sin su hermana el comunismo. Además, el error que comete Fukuyama es darle un concepto físico a una ideología, es decir, con la destrucción del Muro de Berlín el comunismo tiene que desaparecer, sin percatarse que es un sistema de ideas dentro del individuo y que se refleja en la sociedad. Liberalismo y comunismo no desaparecieron, por el contrario, intercambiaron conceptos para crear un microcosmos de nuevas micro ideologías; así nació el ecologismo, el neo marxismo, el socialismo católico que es la teoría de la liberación, el feminismo, el animalismo, la ideología de género, progresismo, tecnologismo, democratismo, transhumanismo, globalismo y muchas otras que continúan surgiendo, todas ellas comparten una característica son anticristianas. Porque la iglesia no tiene ideología mas si doctrina que es dogma, y al ser dictada por Dios es la verdad absoluta que no puede cambiar jamás, lo opuesto a lo que ofrecen las ideologías que niegan la verdad.

El problema de todas las hipótesis sobre el fin de las ideologías es que no ofrecen una solución, solo declaran su fin sin alternativa, como si la civilización se cambiara de ropa, ahondando el problema de la decadencia de occidente post cristiano. Siendo la única alternativa a la metástasis de las ideologías el retorno a la tradición, a las virtudes cristianas que resisten ser contagiadas por la metástasis. Este siglo está desarrollando las ideologías más sombrías el hombre ha conocido en los últimos dos mil años, obligadas desde el estado liberal absolutista. La ideología del aborto como prototipo de la libertad de la mujer, de la eutanasia confundida con un derecho a decidir, y la que es peor el trangenerismo, en donde obligan a aceptar que un hombre puede ser una mujer únicamente con declararlo, y reconocerle los derechos únicos correspondientes a una fémina, es así como vemos a varones ganando concursos de belleza y campeonatos deportivos de mujeres.

En las últimas elecciones en los Estados Unidos, el candidato Trump introdujo la tradición cristiana nuevamente en la política, oponiéndose al aborto, rezando en sus mítines, declarando que Dios le salvó la vida luego de sobrevivir a un atentado. También ha prometido terminar con la locura de la ideología de género y, el adoctrinamiento de esta en las escuelas. Entonces, Trump ofrece una alternativa a las ideologías modernas, regresando a la tradición cristiana de los Estados Unidos, Dios, Patria y Familia, y esto se refleja en la proclama que el luchador de UFC Jon Jones, después de ganar el campeonato mundial y estrechar la mano de Trump dijo; “quiero ser un cristiano-americano.” Serán unos años muy entretenidos y definitivos, es la oportunidad para detener la revolución antropológica iniciada por el globalismo y su líder Obama, es la oportunidad para volver a la tradición.

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