De la comida rápida a la victoria: un tiempo de lucha y oportunidades

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Conocí a Eduardo Araújo, exministro de Asuntos Exteriores de Brasil, en la Cumbre de la Iberosfera celebrada en Madrid en 2022, ya que ambos participamos en distintas sesiones. Entre los muchos temas que discutimos y en los que coincidimos, la batalla cultural ocupó un lugar destacado.

Araújo era crítico de la era Bolsonaro, pues creía que se debería haber hecho más, pero eso no ocurrió porque, a veces, la gente dentro del gobierno no quería “meterse en cuestiones ideológicas”, un error recurrente en la derecha, por cierto. Recuerdo al político chileno José Antonio Kast, que defendía que era imprescindible votar por Bolsonaro. Araújo no discrepó, pero añadió: “No es suficiente”.

El 6 de noviembre de 2024 nos despertamos con la rotunda victoria de Trump, un Trump que ha sobrevivido a innumerables intentos de asesinato y cuyo lema “¡Lucha!” resonó profundamente en un grupo amplio –y diverso– de estadounidenses que se han unido, cansados ​​de la tiranía “woke”. Esta tiranía social permea ahora la política y la economía, arrastrando a todo Occidente a la ruina moral y material.

Si hay un rasgo destacable de la campaña de Trump fue su respuesta a las falsedades de Kamala Harris trabajando en McDonald’s. La imagen fue icónica en Estados Unidos, pues muchos jóvenes comienzan su vida laboral en restaurantes de comida rápida. En un país que valora el trabajo duro, el sacrificio y el mérito, Trump volvió a las raíces.

El voto conservador, patriótico, se gana en el terreno, con los trabajadores, los empresarios, aquellos que quieren crecer y prosperar y que se sienten orgullosos de su cultura y herencia. Este perfil es amplio y difícil de categorizar, a pesar de que los medios de comunicación y las oligarquías progresistas quieran que nos arrodillemos ante sus dictados caprichosos e incoherentes.

Pero, recordando a Araújo –y sin desmerecer una campaña admirable– “no es suficiente”. Esta victoria es una tremenda oportunidad, pero hay que aprovecharla con sabiduría. Hay que abordar las cuestiones de raíz. Mientras el “wokeismo” y sus aliados, bien apoyados por las élites, dominen las universidades, los sistemas educativos, el cine, la música, la prensa, etc., estos problemas persistirán.

De hecho, el bombardeo mediático apocalíptico es implacable. ¿Qué podemos decir de Hollywood? La gente, sin embargo, los ha rechazado.

No existe un “plan infalible”. Cada uno de nosotros debe ser responsable y luchar todos los días por lo que nos pertenece. El “wokeismo” no aceptará los resultados y no cederá. Está bien armado, en todos los sentidos. No debemos, ni podemos, perder eso de vista.

Sin embargo, debemos y podemos aprovechar la oportunidad que tenemos ante nosotros. Ahora más que nunca, es hora de luchar. ¡Luchar!

Por: Antonio Moreno / Gateway Hispanic

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