A un día de celebrarse las elecciones en el llamado «super martes», las encuestas parecerían confirmar que Kamala Harris cumplió parcialmente el objetivo que le fijaron los globalistas socialdemócratas al elegirla en sustitución de Joe Biden: reducir al mínimo la amplísima ventaja que Donald Trump había logrado ante el deteriorado Biden.
En efecto, mientras Joe Biden se obstinó en ser el candidato presidencial, Donald Trump gozó de una amplísima ventaja en las preferencias de los electores estadounidenses.
Cada día que pasaba, ante «las meteduras de pata» del todavía Presidente de EU, Trump iba ganaba más y más adeptos. Fue necesario que la élite dirigente del Partido Demócrata «derrocara» a Biden para que éste se hiciera a un lado y se pudiera abatir el margen de ventaja de Trump.
Llegó Kamala Harris a la candidatura presidencial, y efectivamente el margen entre los candidatos presidenciales se cerró. Hoy, si es que son ciertas absolutamente todas las encuestas presidenciales, llegan los dos aspirantes prácticamente empatados.
Hay quienes señalan que podría reproducirse el mismo fenómeno que llevó a Donald Trump a la Presidencia de EU hace ocho años; esto es, de que a pesar de que las encuestas daban como favorita a Hillary Clinton, él ganó de forma contundente.
Estamos a un día de que las dudas queden resueltas.
Lo que sí queda en claro es que la terquedad de Joe Biden en tratar de reelegirse, resultó extraordinariamente costosa para el globalismo socialdemócrata a nivel global. Y representó un fardo para Kamala Harris.
Gane Kamala o gane Trump…el gran perdedor será Biden.
Por JOSÉ A. PÉREZ STUART.