Se puede decir una novena por las almas del purgatorio en cualquier momento para pedir el cielo para ellas y alguna gracia por su intercesión.
Se puede celebrar después de la muerte de un ser querido o en el aniversario de su muerte.
Se recomienda especialmente celebrar una novena antes de la conmemoración litúrgica de Todos los Fieles Difuntos (2 de noviembre)
Día siete
Oración introductoria:
Dios, Padre de misericordia y de todo consuelo, te ofrezco esta novena por todos los difuntos que sufren en el purgatorio, y te ruego que, reflexionando con espíritu de fe y de amor sobre tu Palabra y la acción de tu gracia en los corazones de tus Santos y siervos bienaventurados, pueda acudir a ellos con ayuda, y obtener para mí una gracia (mencione cuál), que humildemente os pido por su intercesión.
Meditación sobre la Palabra de Dios:
“Porque sabemos que aunque nuestra morada actual sea destruida, tendremos de Dios una morada, una casa no hecha de manos, sino eternamente en el cielo. (…) Así que, teniendo esta confianza, sabemos que mientras permanezcamos en el cuerpo, somos peregrinos, lejos del Señor. Porque por fe caminamos, no por vista. Pero tenemos esperanza… y preferimos dejar nuestro cuerpo y presentarnos ante el Señor. Por eso tratamos de agradarle, ya sea que estemos con Él o cuando estemos lejos de Él. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:1, 6-10).
Experiencias de santos y bienaventurados:
Beato Honorat Koźmiński, capuchino, carismático fundador de 26 congregaciones religiosas, que confió su amor a Dios y el cumplimiento de su voluntad a la Madre de la Misericordia y Santísima
Defensora de las almas del Purgatorio, impulsada por el deseo de imitar perfectamente la amor de Jesús y de su Madre, con la preocupación de que todos los difuntos pudieran gozar lo antes posible del gozo convertido en gloria del cielo, así como San Pedro. Gertrudis de Helfta, realizó un acto de amor heroico por las almas del Purgatorio.
En su cuaderno espiritual escribió:
Para tu mayor gloria, oh Dios mío, Trinidad, por una imitación más perfecta de dulcísimo Jesucristo, mi Salvador, y por mostrar mi sincero servicio a la Madre de Misericordia, la Santísima Virgen, que es también Madre de las pobres almas de los fieles difuntos y Reina del Purgatorio, yo, fr. Honorable capuchino, decido cooperar en la redención y liberación de aquellas almas encarceladas que aún no han pagado a la justicia de Dios las penas debidas por sus pecados, y prometo hacerlo en la medida que pueda. (…)
Te ofrezco mi voto voluntario por el cual quiero liberar del purgatorio a todas las almas que la Santísima Virgen María quiera liberar. Por eso, en manos de esta Madre piadosísima pongo todas las obras de reparación, tanto mías como ajenas, que me han sido dadas, tanto en la vida como en la muerte, y después de mi paso a la eternidad. Te ruego, Dios mío, que aceptes y confirmes este sacrificio mío, que te lo ofrezco para tu honra y gloria y para la salvación de mi alma” (…).
El Beato Honorato estaba tan preocupado por la suerte de los difuntos que sufrían en el purgatorio que, entre muchas familias monásticas, de las que fue Padre Fundador por inspiración de Dios, fundó también la Congregación de las Hermanas Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio, cuyos miembros estaban inmersos en el Santo Sacrificio mediante la oración y el sacrificio de la vida monástica. Cristo Señor, concede el cielo a los difuntos que sufren en el purgatorio.
Acto de ofrenda
Señor Jesús, Redentor del mundo, en unión con Tu Sacrificio en la Cruz hecho presente en cada Eucaristía, ofrezco al Padre Eterno, por las manos de la Madre de Misericordia, todos los valores reparadores de mis oraciones y obras, alegrías, penas y sufrimientos por los difuntos que sufren en el purgatorio, pidiéndote que aceleres su entrada a la gloria del cielo, donde te alabarán y bendecirán por siempre.
Padre nuestro…
Ave María…
Descanso eterno… (3 veces)