El estudio más exhaustivo de seguimiento de personas con amputación genital, realizado en Suecia y que abarca 30 años, muestra que entre 10 y 15 años después de la reasignación quirúrgica, la tasa de suicidio de quienes sufrieron la amputación de sus genitales aumentó hasta 20 veces la de sus compañeros. Lo que Ryan Anderson escribió:
– Los hombres con amputación genital no se convierten en mujeres, ni las mujeres con amputación genital se convierten en hombres. Se convierten en hombres feminizados o en mujeres masculinizadas.
– Una revisión realizada por la Universidad de Birmingham de más de 100 estudios de seguimiento de pacientes con amputación genital concluyó que ninguno de los estudios aportaba pruebas concluyentes de que la amputación genital fuera beneficiosa para los pacientes.
– Los resultados de muchos estudios sobre amputación genital no son fiables porque los investigadores han perdido el rastro de más de la mitad de las participantes.
– En 2014, Hayes, Inc, una empresa de investigación y consultoría que evalúa la seguridad y los resultados sanitarios de las tecnologías médicas, llevó a cabo una revisión de la literatura científica. Descubrió que las pruebas sobre los resultados a largo plazo de la amputación genital eran demasiado escasas para extraer conclusiones significativas y otorgó a estos estudios su calificación de calidad más baja.
– Los mejores estudios no mostraron pruebas de «cambios clínicamente significativos» tras la amputación genital.
– El estudio más amplio y sólido Long-term follow-up of transsexual people who have had sex reassignment surgery: Cohort Study in Sweden se realizó en Suecia. Encontró los siguientes resultados tras la amputación genital:
– La mortalidad por suicidio aumentó un 19,1%.
– La mortalidad debida a neoplasias y enfermedades cardiovasculares aumentó entre 2 y 2,5 veces.
– Esta mortalidad no se hizo patente hasta pasados 10 años.
– La hospitalización psiquiátrica fue 2,8 veces mayor, incluso tras el ajuste por enfermedad psiquiátrica previa (18%).
– La ciencia demuestra que la organización sexual de los seres humanos comienza con su ADN y su desarrollo en el útero, y que las diferencias de sexo se manifiestan en muchos sistemas y órganos corporales, hasta el nivel molecular.
– Nuestra organización física para una de las dos funciones reproductivas nos moldea orgánicamente desde el principio de la vida, a todos los niveles de nuestro ser.
– La cirugía estética y las hormonas transsexuales no pueden transformar a una persona en el sexo opuesto, sólo pueden afectar a la apariencia.
Heritage/esnews.
