Ayer fue asesinado el sacerdote Marcelo Pérez Pérez, de 41 años, sacerdote indígena de la etnia tzotzil, en San Cristóbal de Las Casas, en el estado mexicano de Chiapas. El asesinato tuvo lugar poco después de que el sacerdote celebrara la misa dominical
El ataque al sacerdote se produjo cuando circulaba en su vehículo y fue interceptado por dos hombres armados que se desplazaban en una motocicleta. Según medios locales, el padre Pérez recibió al menos ocho disparos y murió en el lugar.
El sacerdote ha recibido repetidas amenazas de muerte mientras abogaba por la paz en el estado más pobre de México, que tiene frontera con Guatemala y es un importante punto de tránsito para drogas ilegales y migrantes estadounidenses, así como para armas destinadas a pandillas mexicanas.
Las autoridades dicen que los dos sindicatos criminales más grandes de México, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, están en guerra por las rutas de contrabando en Chiapas, a menudo comprando la lealtad de grupos criminales más pequeños que operan en todo el estado.
“Chiapas es una bomba de tiempo”, dijo el P. Pérez en septiembre, cuando era uno de los miles de participantes en la Peregrinación por la Paz en Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado.
“Hay mucha gente desaparecida, muchos secuestros, muchos asesinatos por culpa del crimen organizado. … Al oponernos a esta ola de violencia, luchamos por la paz», confesó entonces el sacerdote.
La labor pastoral del padre Pérez estuvo profundamente marcada por un compromiso con las comunidades más vulnerables, especialmente en áreas afectadas por la violencia, el crimen y la explotación. Durante su ministerio, el padre Marcelo desempeñó un papel clave como mediador en complejos conflictos sociales, particularmente en Pantelhó y Simojovel, otra zona azotada por la violencia derivada del narcotráfico y la explotación ilegal del ámbar. El sacerdote encabezó marchas y movimientos sociales condenando la trata de personas, el comercio de armas y la explotación de los recursos naturales. P. Marcelo fue uno de los fundadores de la llamada Red de Iglesias Ecológicas Centroamericanas en 2019.
SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, MÉXICO.
