Tu parcela de poder…

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

En el evangelio de este domingo se nos cuenta que dos de los discípulos de Jesús, Santiago y Juan, se le acercan para hacerle una petición que, desde el juego de las ambiciones humanas, parecería lógica: “Concédenos, le dicen, sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria”.

Ciertamente están pensando en que Jesús llegará a ser el rey de Israel y, nada tontos, se adelantan a los demás discípulos para pedir los primeros lugares en el reino que inaugurará el mesías, es decir, Jesús. El Señor no les reprende, más bien aprovecha el momento para dar una lección, no sólo a ellos, sino a todos los que nos decimos cristianos: “Los poderosos de este mundo, dice Jesús, los oprimen y explotan, pero entre ustedes no debe suceder así, el que quiera ser el primero, el más importante, que se convierta en el servidor de todos”. Y Jesús no sólo nos da un bello consejo, sino que nos ha dejado su propio ejemplo. Él, siendo Dios, quiso asumir nuestro cuerpo humano con todas sus limitaciones para que, quien busca Dios, lo puede encontrar en él. “El que me ve a mí, ve al Padre”, dice Jesús.

Por eso se hizo hombre, para hacer visible a Dios, se hizo nuestro servidor como lo demostró en La Última Cena lavando los pies a los discípulos, pero sobre todo, el mayor servicio que hizo fue dar su propia vida en la cruz por el perdón de nuestros pecados y para nuestra salvación eterna.

Cuando Jesús habla del poder de este mundo, no se refiere solo a los que detentan el poder económico o político, todos nosotros, incluido tú, tenemos una parcela de poder de influencia de autoridad. La pregunta es ¿cómo ejerces ese poder?  Tu poder de padre o madre, de esposo o esposa, tu autoridad en la enseñanza, en el trabajo, en las responsabilidades que se te han dado. Según Jesús, el poder es para servir, no para hacerte servir, el poder es para ayudar, no para explotar a los demás, el poder es para construir, no para buscar sólo tu provecho. Ser cristiano significa ser como Cristo y él se humilló, él vino a servir, no a ser servido, él vino a dar su vida, no a quitarla a nadie.

¿Tú te pareces a Jesús? ¿Realmente puedes decir que eres cristiano, si como él, buscas servir y usas tu poder, por poco o mucho que sea, para construir, para dar, para ayudar? Hay una frase muy bella que san Pablo atribuye a Jesús: “Hay más alegría en dar que en recibir”. También podemos decir que hay más alegría en servir que en ser servidos, en amar que en ser amados. Tu vida puede ser muy triste o deprimida porque no te atreves a salir de tu egoísmo. Dedícate a servir, deja de pensar en ti, date a los demás y verás que tu vida le vendrá paz y alegría.

“Señor Jesús, tú sabes que aún no me identifico contigo y me sigue gustando mandar, dominar, ser servido, pero no amar verdaderamente. Contemplo tu cruz desde la que me enseñas que viniste a servir y a dar la vida por mí, por el perdón de mis pecados. Dame la fuerza, te ruego, para que, como tú, no tenga miedo en convertirme en servidor y el último de todos”. Feliz domingo. ¡Dios te bendiga!

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