El ex sínodo continúa «en medio de la indiferencia general», reportó Specola en InfoVaticana.
En una reciente rueda de prensa del ex sínodo, había más oradores que periodistas, por así decirlo.
El ex sínodo está resultando ser «una serie de monólogos que ni siquiera tienen interés como entretenimiento jocoso».
«La visión de unos cientos de sesudos padres y madres sinodales en una especie de banquete nupcial estéril es triste y es la viva imagen de una Iglesia que se extingue».
El término «sinodalidad», obsesivamente repetido, se ha convertido en algo parecido a esos eslóganes políticos como «innovación» o «resiliencia» que sólo sirven para demostrar que se está del lado del régimen para salir del paso.
Luego está el «control obsesivo desde arriba». No hay informes de las intervenciones. No se dice quién habló ni qué propuso o criticó. Es una ruptura con el método de transparencia que caracterizaba a los verdaderos sínodos de los predecesores de Francisco.
El debate de la asamblea es muy limitado. Se desarrolla en torno a 36 mesas, cada una con una decena de miembros del Sínodo.
Los participantes toman la palabra por turnos. Hay una primera ronda de tres minutos para decir lo que piensan, luego otros tres minutos para expresar críticas.
Una segunda ronda de tres minutos cada uno para identificar el quid del debate y otros tres minutos para un análisis en profundidad.
A continuación, todo se delega en cinco mesas lingüísticas. Mientras tanto, un supergrupo analiza las principales cuestiones planteadas.
Los obispos y los miembros laicos del ex sínodo fueron calificados como si fueran alumnos de un seminario.
En la reunión del jueves se presentaron las primeras indicaciones del trabajo de las diez comisiones de estudio. Pero no habrá debate ni votación sobre estos borradores.
Los resultados de los trabajos se presentarán a Francisco el 15 de junio de 2025, cuando las luces del Sínodo se habrán apagado hace tiempo.
Francisco ha creado grupos para realizar un «análisis en profundidad» de «cuestiones de gran importancia». Uno de ellos, particularmente peligroso, está destinado a socavar la moral sexual y las cuestiones relativas a la vida.
El secretario general del Sínodo de los Obispos, el cardenal Mario Grech, es el responsable de que los grupos de estudio sigan el «método sinodal».
El concepto mismo de sinodalidad «no se aclara teológicamente». La teología se sustituye por eslóganes sin sentido como «conversión relacional» y «conversación del Espíritu».
LUNES 7 DE OCTUBRE DE 2024.
ESNEWS.