El gabrielense José Mojica: tenor y sacerdote

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* José de Jesús Guzmán Mora nos habla de José Mojica un gabrielense destacado que fue tenor y fraile franciscano

Septiembre es el mes de la patria en México; y para los gabrielenses también es ocasión para recordar a fray José Mojica, destacado tenor y fraile franciscano de fama mundial, nacido en San Gabriel, Jalisco, y fallecido siendo residente en Lima, Perú.

Mojica fue una de las principales estrellas del cine hablado en español. En su época de gloria, este actor pudo competir brillantemente no sólo con sus compatriotas, los galanes mexicanos; sino con otros intérpretes que pasaron por Hollywood en el período en que se rodaron filmes en español.

José Mojica en su infancia. Fotografía tomada de su libro “Yo pecador”. Edit. JUS México.

José Afel Mojica, (su nombre real) nació en San Gabriel, Jalisco el 15 de septiembre de 1896; su nacimiento se inscribió en el acta número 393 del libro del Registro Civil. Fue bautizado el 25 de septiembre de dicho año por el Presbítero don Fermín Larios, siendo sus padrinos don Aniceto Covarrubias y doña Carlota Valle.

Fue hijo del Dr. J. Jesús Chavarín Vázquez, originario de Teocuitatlán (hoy de Corona), Jalisco y de doña Virginia Mojica Mojica, pero por ser hijo natural solo llevó el apellido de su madre.

El pequeño José disfrutó del cariño de su madre y a los cinco años de edad, José de Jesús (Chuy) Mojica, como era llamado en ese entonces, ingresó a parvulitos para estudiar las primeras letras con la Maestra Petra Covarrubias, que, en ocasiones y por ser muchos los alumnos que atendía, era auxiliada por su hermana Josefa Covarrubias, de quien Mojica aprendió las lecciones de Historia Sagrada.

En esa escuela conoció a sus primeros compañeros: Eligio, Pancho, Sara, Lupe y Catalina, siendo esta última de quien se enamora perdidamente.

Al cumplir seis años de edad en 1900, fue inscrito en la Escuela Primaria Oficial de Niños, allí en esa institución se desempeñaba como Director el Profr. Evaristo F. Guzmán Nava, quedando Mojica al cuidado y enseñanza de la Maestra doña Refugio Argote.

En 1906, después de ir a Talpa, a visitar a la Virgen del Rosario, para pagar una manda por haber salido el pequeño Chuy bien librado de sus enfermedades y luego de visitar las playas de Las Peñas, (hoy Puerto Vallarta), él y su madre regresaron a San Gabriel con el firme propósito de emigrar a la Ciudad de México.

Malbarataron sus pertenencias; el pequeño capital acumulado lo dejaron en calidad de préstamo al rico comerciante don Severiano Soto; una mañana, montados a caballo, partieron de San Gabriel rumbo a Zapotlán El Grande, de allí tomaron el tren a Guadalajara, y luego el que los llevaría a la Ciudad de México.

Estudió canto, drama e idiomas; a base de trabajo y vocalización consiguió debutar como tenor en la ópera El Barbero de Sevilla, el 5 de octubre de 1916, en el Teatro Arbeu.  A partir de entonces su vida artística fue extraordinaria.

Buscando qué compartirles en Letra Fría, encontré esta nota que narra un poco sobre su fallecimiento y su vida artística, misma que pongo a su consideración. Desconozco quién fue el autor.

“La anciana sordomuda que lo cuidaba miró al viejo sacerdote franciscano tendido en el camastro y supo que fray José Francisco de Guadalupe Mojica iba a morir en breve. Se persignó y dejándolo solo unos instantes salió a buscar quién trajera ayuda espiritual para el moribundo. Era el 20 de septiembre de 1974 en Lima, Perú y quien fuera José Mojica ante el mundo, ahora lo abandonaba en la más absoluta pobreza después de una gran carrera artística”.

“Destacado actor y tenor mexicano, fue lavaplatos, actor secundario en obras de teatro y cantante de ópera en su país hasta que emigró a Estados Unidos donde fue descubierto por el compositor cubano Ernesto Lecuona quien le llevó a Hollywood, Estados Unidos de Norteamérica y posteriormente a La Habana, Cuba, importante plaza operística latinoamericana, donde grabó varios discos”.

“Fue después de su encuentro con Enrico Caruso, quien le aconsejara complementar su preparación en los idiomas inglés, francés e italiano, además de equitación, danza y atletismo; así lo hizo y ya no paró; primero, fue el salto a la ópera incluyendo papeles protagónicos en el Metropolitan Ópera House,  y luego al cine, protagonizando varias películas en Hollywood, México, Argentina y España.

Según se cuenta, a la muerte de su madre decidió abandonarlo todo, aunque él refería que la decisión de convertirse en sacerdote provenía de la aparición de Santa Teresita de Jesús”.

“Lo cierto es que tras la pérdida de su madre se alejó de los escenarios, y en 1942, después de deshacerse de todos sus bienes, ingresó al seminario franciscano de Cuzco en Perú adoptando el nombre de fray José Francisco de Guadalupe Mojica, luego se trasladó al monasterio de San Antonio de la Recoleta, y se ordenó como sacerdote en 1947 en el templo Máximo de San Francisco de Jesús en Lima”.

“Cuando el genial compositor mexicano Agustín Lara supo que Mojica iba a abrazar el sacerdocio le compuso la célebre canción “Solamente una vez”, dedicada a él y no al amor de una dama como pudiera pensar quien desconozca este detalle, y de la cual se han hecho innumerables versiones.

Agustín Lara, al enterarse de la decisión de José Mojica, pasó la noche en vela para componer la misma; al día siguiente le entregó la última canción que el futuro sacerdote cantó antes de entrar a la vida religiosa”.

A pesar de su condición sacerdotal, y mediante un permiso especial de las altas autoridades franciscanas, aún participó en muchos conciertos y en tres películas incluyendo “Seguiré tus pasos” y “Yo Pecador”, basada esta última en su libro autobiográfico; las utilidades tuvieron como noble propósito construir un seminario en Arequipa, Perú.

Es cuánto. Que tengan un buen día.

Por José de Jesús Guzmán Mora.

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