En el XXIV domingo del Tiempo Ordinario, el Papa recuerda que “para conocer al Señor no basta con saber algo de Él, sino que es necesario seguirlo, dejarse tocar y cambiar por su Evangelio”.
Este mediodía el Papa Francisco ha reflexionado sobre el Evangelio de la Liturgia del día que relata cuando Jesús empezó a hablar a sus discípulos del sufrimiento y de la muerte que le esperan y Pedro se opone. Jesús le increpa duramente, asegurando que Pedro “piensa como los hombres y no como Dios”.
El Papa explica que, aunque Pedro responde de manera perfecta, diciendo a Jesús que Él es Cristo, detrás de estas palabras correctas sigue habiendo un modo de pensar “según los hombres”, una mentalidad que imagina un Mesías fuerte y victorioso, que no puede sufrir y morir: “Las palabras con las que Pedro responden son “correctas”, pero su modo de pensar no ha cambiado. Él tiene todavía que cambiar de mentalidad, todavía tiene que convertirse” asegura el Papa.
Francisco asegura que a nosotros nos puede pasar lo mismo que a Pedro: podemos conocer la doctrina, rezar las oraciones de manera correcta y, tal vez, a la pregunta de “¿quién es Jesús para ti?” respondemos bien, con alguna fórmula que hemos aprendido del catecismo, pero, “¿estamos seguros de que esto significa conocer realmente a Jesús?” ha preguntado el Papa.
“En realidad, para conocer al Señor no basta con saber algo de Él, sino que es necesario seguirlo, dejarse tocar y cambiar por su Evangelio.”
Cuando conoces a Cristo ¡todo cambia!
En su reflexión, también recuerda que el encuentro con Jesús te cambia la vida: “cambia tu modo de ser, cambia tu modo de pensar, las relaciones que tienes con los hermanos, tu disposición a acoger y a perdonar, las elecciones que haces en la vida. ¡Todo cambia!”.
Desafortunadamente – concluyó el Papa – “muchos ya no se hacen esta pregunta y se quedan “tranquilos” y “dormidos”, incluso lejos de Dios”. Por ello asegura que es importante que nos preguntemos: “¿Yo me dejo inquietar, me pregunto quién es Jesús para mí y qué lugar ocupa en mi vida?”. “Que nos ayude en esto María Santísima, que permitió a Dios que trastocara sus planes y siguió a Jesús hasta la cruz”.
Acabar con la violencia, encontrar soluciones para la paz
Al final de la perseverante oración mariana, el Papa invoca de nuevo la paz en las zonas de conflicto: «Que cese el conflicto en Palestina e Israel, que cese la violencia, que se libere a los rehenes, que prosigan las negociaciones y que se encuentren soluciones para la paz», exhorta el Pontífice. Su pensamiento está también con las poblaciones de Vietnam y Myanmar, que sufren las consecuencias de las inundaciones causadas por el tifón Yagi, con centenares de víctimas y desaparecidos. Por último, recuerda la beatificación en Ciudad de México de Moisés Lira Serafíne y la Jornada de sensibilización sobre la ELA, Esclerosis Lateral Amiotrófica.
Mireia Bonilla.
Ciudad del Vaticano.