Este martes 20 de agosto, el dictador ruso, Vladimir Putin, llegó a Grozni, la capital de Chechenia, en una visita oficial.
Chechenia es una república que forma parte de la Federación Rusa. La mayor parte de su población es musulmana. Su máximo dirigente es el islamista Ramzan Kadyrov, un fiel partidario de Putin. Durante este viaje, Putin ha visitado una nueva mezquita en Grozni. En su sitio web oficial, el Kremlin comunicó en un pie de foto: «Vladimir Putin regaló a la mezquita un Corán decorado con adornos dorados y con incrustaciones de piedras preciosas». El Kremlin sólo ha publicado esta foto en la que Putin observa ese Corán, pero ha omitido otro momento más relevante:
Grozny Inform también ha publicado el vídeo en Youtube. Además, en su sitio web ese medio checheno ha publicado esta foto en la que vemos a Putin posando con el Corán:
Aunque el Kremlin ha ocultado ese gesto (en su sitio web no aparece por ninguna parte), el vídeo de Putin besando el Corán también ha sido difundido por la agencia iraní Mehr, que ha destacado el beso del dictador ruso al libro sagrado del Islam en el título de su noticia. La agencia iraní señala: «Después de recibir una copia con incrustaciones de oro del Sagrado Corán de los musulmanes en una mezquita de la capital de la República Rusa de Chechenia, Grozni, el presidente ruso Putin la besó y luego la abrazó para tomar fotografías de Kadyrov y Mezhiev«.
Con independencia de lo que cada uno piense del gesto del dictador ruso, cabe hacerse una pregunta: ¿qué dirían muchos admiradores de Putin si ese gesto lo hubiese hecho un político occidental?