La Palabra de Dios que escucharemos este domingo nos presenta 3 hermosas confesiones de fe: la de Josué en la primera lectura: MI FAMILIA Y YO SERVIREMOS A YAHVÉ; el Pueblo de Dios que dice: SERVIREMOS AL DIOS DE NUESTROS PADRES, y la del apóstol Pedro: SEÑOR, TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA; para el cristiano de este tiempo estos testimonios se presentan como una invitación para renovar la alianza que Dios ha hecho con nosotros por medio de su Hijo. Dios por medio de su hijo nos ha consagrado, ha hecho de nosotros su pueblo y nos ha regalado una hermosa misión.
El Pueblo de Dios, antes de internarse en la tierra prometida es interpelado para tomar una decisión fundamental frente a Dios. ¿A quién quieren servir? les pregunta Josué, a Dios o a los ídolos? (Cfr Jos 24). El Pueblo responde sin titubear: ¡serviremos al Dios de nuestros Padres que nos ha hecho mucho bien! En el evangelio que escucharemos este domingo, Jesús cuestiona a sus discípulos, ¿también ustedes quieren marcharse?
El evangelio que escucharemos este domingo, está tomado del capítulo 6 de San Juan, los vv. 55. 60-69. Nos presenta un final contrastante. Por una parte muchos discípulos prácticamente se escandalizan y abandonan a Jesús porque su mensaje les resulta difícil de aceptar, sólo un pequeño grupo encabezado por el apóstol Pedro hace una hermosa confesión de fe y se compromete a seguirlo. “¿SEÑOR A Quien iremos? ¡tú tienes palabras de vida eterna!”.
Esta conclusión expresa en definitiva cuales son las actitudes que existen ante la revelación del amor de Dios. Una actitud es la del rechazo, manifestada en la incredulidad y el abandono de Dios; esta respuesta es la de aquellos que les parece que lo que Dios propone es muy difícil de llevar a cabo; la segunda actitud es la de la respuesta de la fe, que en este caso viene representada por Pedro. La respuesta de la fe acepta y reconoce a Dios, se compromete y está dispuesta a seguir sus consecuencias.
En efecto, fueron muchos los que no aceptaron el discurso de Jesús sobre el Pan de vida. Les parecía difícil de asimilar. En el discurso del Pan de la vida, se sintetiza aquello que Jesús también dirá en otra parte del Evangelio sobre el amor de Dios. “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio hijo para salvarlo” Ahora Jesús simplemente ha utilizado otra imagen, la imagen del pan vivo que ha bajado del cielo y que da vida eterna al mundo. Se trata de la misma realidad Jesús es la respuesta del amor de Dios Padre que busca a sus hijos para ofrecerles la salvación; el amor de Dios se expresa en este Pan de la vida que quien lo come tiene vida eterna. Los que se escandalizan y abandonan a Jesús, no hacen otra cosa sino escandalizarse y abandonar al mismo amor de Dios.
Las Palabras del apóstol Pedro expresan la respuesta de la fe. Se trata de una hermosa profesión que manifiesta la convicción de que sólo Dios es el que responde a los anhelos humanos, Dios es el único que satisface las expectativas humanas. Nada ni nadie se le compara. Abandonarlo es irse a la deriva, es autodestruirse y cerrar la felicidad. Es esto lo que expresa el apóstol Pedro con esta confesión de Fe. “¿Señor a Quien iremos?, ¡tú tienes Palabras de vida eterna! y nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios”.
Por medio de Jesús, la vida eterna se nos ha manifestado. A él lo encontramos en la Sagrada Escritura y en los sacramentos, de manera especial en la Santa Eucaristía. Hemos de cuidar este bello tesoro para que podamos también manifestar la vida eterna por medio de nuestras obras.