Acusan que AMLO tergiversa figuras históricas para dividir y polarizar

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El uso de figuras históricas no tiene que ver con el pasado, sino con el presente y la narrativa del grupo dominante actual, -Morena-, es totalmente divisoria y polarizante, determinó Jorge Traslosheros, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En diálogo con Agencia Católica de Noticias (ACN), sostuvo que el presidente Andrés Manuel López Obrador, “encostala al Che Guevara y a Fidel Castro en esa narrativa política para ganar adeptos con ciertos sectores; incluso, subrayó que, al quitar la estatua de Colón, quedó bien con unos grupos, aunque generó división con otros.

“Son utilizaciones oportunistas políticas, no históricas”, planteó, al tiempo que aclaró que “soslayar a unos héroes sobre otros, a los que les pondrá la etiqueta de villanos, obedece a una narrativa política”.

La “Historia de Bronce”… narrativa política de AMLO

Tras citar al historiador Luis González, quien llamó “la historia de bronce” a monumentos y con una dinámica estrictamente política, Traslosheros refirió que “la narrativa oficial de estatuas en la vía pública, es de un nacionalismo amargo”.

 

CIUDAD DE MÉXICO, 10OCTUBRE2020.- La escultura de Cristóbal Colón y los cuatro frailes fueron retirados de Paseo de la Reforma, durante la madrugada, para ser restaurados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tras los diversas movilizaciones que intervinieron la escultura.FOTO: ARMANDO MONROY/CUARTOSCURO.COM

“Se trata de una narrativa política en los pleitos por las estatuas que se ponen en la calle; ese es punto, entonces todos los gobiernos pretenden generar una narrativa de monumentos, calles, nomenclatura; eso es lo que se conoce como la historia oficial. Lo más importante de entender, es la forma en que los políticos cuentan la historia que obviamente siempre los pone a ellos como los más importantes”,

detalló.

“En ese sentido, -amplió-, que quiten a Cristóbal Cólon, ya estaba en ese ideario, además de esa banca con el Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro, ya estaba, solamente que la volvieron a poner; ello, para darle mayor peso y contraste en que esté ahí una, y hayan quitado a la otra”.

El reconocido académico de la máxima casa de estudios, resaltó que “se trata de generar una narrativa que, en este sentido es como un nacionalismo muy trasnochado, amargo y anquilosado, además de pretender que la historia es única y lineal; ese es un primer problema; es la narrativa oficial de las estatuas que se ponen en la calle (…), la historia de bronce”.

El historiador de la UNAM, comentó que otro flagelo que observa es “la desmemoria”.

“Hay una pretensión de borrar la memoria, esto me parece clave, porque la historia siempre es muy compleja, nosotros como pueblo, nación, Estado y como mexicanos, somos producto y venimos de ríos muy profundos de la historia y muy complejos”,

sostuvo.

En ese contexto, criticó que prive una ausencia en los mexicanos por “reconciliarnos con esa historia; entender su grandeza, sus miserias, de ahí venimos. Si no aprendemos a recordar el pasado en toda su complejidad, no tenemos presente y no tenemos futuro”.

“Esto opera igual que un ser humano muy concreto: la memoria de nuestro pasado permite construir nuestro presente y futuro”,

remató.

“La amnesia en un ser humano es la muerte de la identidad y, por lo tanto, es incapaz de ubicarse en el mundo, lo mismo pasa con los pueblos. Éstas ganas de eliminar la memoria para generar una narrativa única de convivencia política, hacen mucho daño a los pueblos”,

reprochó.

Así, expuso que “Cristóbal Colón no es villano ni un héroe: es un hombre que, en realidad, hizo una epopeya de su tiempo; es decir, algo impensable para su tiempo que era hacer un viaje de navegación (…), debe de dar lugar a fascinarnos, leer las cartas, sus memorias, las cuales son realmente fascinantes porque son una novela de aventuras”.

Intelectuales católicos colocaron los derechos humanos, en el centro de un debate jurídico cultural

Ante ese contexto, planteó como muy positivo que se reconocieran los derechos humanos en el centro de un debate jurídico cultural; “uno de los principales artífices de ello, es Juan pablo II; otro es la declaración de los Derechos universales de la Persona de ONU de 1949; esa es obra de intelectuales católicos”. Aclaró que el arquitecto de esa declaración es Jacques Maritain, filósofo católico francés.

Tras enfatizar que esas aportaciones fueron clave en materia de derechos humanos, sostuvo que “el problema radica en que derive en lo que se conoce como la política de las identidades; es algo muy perverso, porque se trata de la reducción de la sociedad a grupos aislados por identidad; es una forma de fraccionar la sociedad, en donde unos grupos viven en permanente plenitud con otros, lo que es ingeniería política bien diseñada”.

Detalló que a finales de los 90’ y sobre todo en el Siglo XXI, ha sido algo que han manejado muy bien los políticos: esa política de las identidades; la cual “trata de reducir la ciudad a pequeños grupos, algunos más poderosos que otros, pero son los que son confrontados entre sí”.

Y en esa política de las identidades, -amplió-, “es el famoso nativismo, que en México ha cobrado la forma de neoaztequismo, y el neoindigenismo; ahora resulta que todos somos indígenas y por lo tanto hacemos un anacronismo que es de un absurdo brutal como el de: ‘entonces Colón como fue el que descubrió (…) e inició la conquista; es un violador de derechos humanos de los indios’. No tiene pies ni cabeza ese argumento, es un anacronismo total y además es profundamente selectivo”.

Subrayó que

“si en lugar de ver la historia, la reducimos a un anacronismo, entonces todos los que no piensan como yo, -refiriéndose a Obrador-, son réprobos. Estas narrativas de las identidades son absolutamente puritanas, y cuando esto se lleva a nivel político que es lo que estamos viendo en México, se genera una brutal polarización”.

Política de las Identidades, se aplica por mandatarios de algunas potencias mundiales

“Estamos ante la manipulación política de la historia. No importa que lo haga un gobernante claramente de derecha como López Obrador, profundamente conservador o que lo haga un presidente claramente progresista como fue Obama; no importa que lo haga Bolsonaro, o lo haga Erdogan en Turquia, la lógica sigue siendo la misma: polarizar, dividir y controlar”.

“Lo que provoca es polarizar, dividir y fraccionar, lo que provoca un daño brutal a la democracia”.

Recordó que regímenes fascistas, comunistas y totalitarios hacen lo mismo: “buenos contra malos, los propios contra los extraños, la nación contra el mundo. Es la manipulación de la historia con fines políticos”.

“No estamos ante discursos históricos, estamos estrictamente ante discursos políticos demagogos”,

indicó.

“Si me quiero reivindicar como el gran indigenista, acuso a Colón de haber sido el gran violador de los derechos humanos de los indios, lo cual no tiene sentido. Usar figuras históricas para justificar el presente”.

Aclaró que López Obrador “no es la enfermedad, sino que es la expresión de una sociedad muy enferma que es la mexicana”.

“Obrador es el virus que ataca un cuerpo muy enfermo. Es un político que ha aprovechado la debilidad del cuerpo social”.

Agregó que “esto no quita que este discurso de división no haga un profundo daño, porque es la política de las identidades: ‘liberales y conservadores, fifís, prensa vendida, sólo me atacan’, genera un discurso de odio y se vale de las figuras históricas que usan como ideología”.

Por último, el académico mostró preocupación, ya que “esta estrategia fue muy efectiva en Venezuela, Ecuador, Bolivia e incluso Brasil”.

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By ACN
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