Cardenal Robles Ortega de Guadalajara y obispo Castro Castro de Cuernavaca se lanzan contra la blasfemia de París

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Tras las duras polémicas difundidas acerca del significado de la “Última cena” que ofendió a millones de cristianos en el mundo, algunos obispos mexicanos expresaron su indignación y estimaron como ofensiva y penosa, la exhibición transgénero y drag queen en la inauguración de los juegos olímpicos de París 2024.

“Nos han ofendido profundamente…”

En la misa dominical del 28 de julio, el obispo de Cuernavaca y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, al término de la homilía dirigió una reflexión acerca de los elementos que se pusieron en escena y que fueron calificados por Castro Castro como parodia sacrílega: “Se puso un toro como símbolo del demonio y que salió el jinete del apocalipsis para señalar el fin el catolicismo…”

El obispo de Cuernavaca llamó a los fieles a realizar actos de reparación ante tales ofensas: “Los invito a hacer actos de reparación, hacer oración, a leer todo este capítulo sexto de San Juan con mucho detenimiento y en un ámbito de oración para valorar la eucaristía…”

Castro Castro confió en la victoria definitiva de Cristo, aunque todavía hay que librar batallas. Quien es secretario general de la CEM apuntó  que en la historia contemporánea hay dos hombres, uno que cree en Dios y otros que se cree Dios y concluyó que los  ataques a la fe  «vienen de una conciencia atormentada, la gente que no está a gusto con su conciencia, que está mal, en el fondo que no tiene la suficiente humildad para reconocer sus faltas, ataca, tiene una conciencia atormentada; aunque se rían y aunque digan que son totalmente libres, son los más grandes esclavos…” El obispo Castro señaló que Europa se encuentra en una profunda crisis antropológica provocada por el alejamiento que el ser humano ha tenido de Dios.

“Ojalá que, quienes hicieron esto, recapaciten…”

Ante medios de comunicación, el pasado domingo 28 de julio, el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, también expresó su sentimiento de indignación debido a la ofensa suscitada en la inauguración y que calificó de burla: “Se trata de una situación muy penosa, muy triste y muy ofensiva a nuestra fe cristiana porque se hizo burla del que es para nosotros el sacramento más grande de lo que creemos, el momento de la Última Cena, en el que Jesús nos heredó su presencia amorosa y salvadora para siempre, al darse como alimento en su Cuerpo y en su Sangre”.

Poniendo a lo que se vio en la capital francesa como “un signo de falta de respeto grande y muy profundo a nuestra fe cristiana”, profundizó en el origen de estas actitudes indicando que proceden de  “un mundo que supone que Dios ya no existe, que ha muerto, y cuando se piensa así, cualquiera puede ostentarse como Dios, por lo que cada uno se convierte en el dios de su vida, de sus decisiones, de su forma de vivir, de su moral, de su pensamiento y de no respetar a nada ni a nadie”.

Igualmente vio que estos hechos son, a la vez, oportunidad para que “los cristianos profundicemos y valoremos el gran tesoro que es nuestra fe en la Eucaristía, y que tengamos en cuenta a quienes, por cualquier motivo, ya no tienen esa fe, que los encomendemos, pero que, sobre todo, con nuestra forma de vivir las atraigamos a la vida de la fe en Jesucristo”.

Y llamó a los responsables y organizadores a recapacitar en “el respeto a los demás, en el respeto a todas las religiones, y a todas las personas que libremente quieren profesar alguna fe”.

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