Marcel LeJeune es una autoridad en evangelización y estrategia parroquial. Casado y con cinco hijos, preside los programas de formación apostólica de Catholic Missionary Disciples, un ministerio católico con sede en Texas que fomenta la formación de evangelizadores y parroquias evangelizadoras, también con técnicas de coaching personalizado.
Recientemente, ha alertado de un problema que afecta a gran parte de las parroquias, atrapadas “en una cultura de la comodidad, tranquilidad y conformidad con el status quo”, perjudicando seriamente la evangelización.
Ofrece en este artículo en su web (en inglés) siete consejos para comenzar la renovación parroquial evangelizadora y conseguir “la parroquia que Dios quiere que tengamos frente a la que realmente tenemos”.
Marcel Lejeune, de Catholic Missionary Disciples
***
1. Céntrate en lo esencial: llevar la gente a Jesús
Programas, encuentros, clases… todo eso es importante, pero LeJeune alerta de que no es “lo esencial».
«Los sacramentos, la Escritura o la doctrina no son algo opcional, pero muchas formas en las que gastamos nuestro tiempo sí lo son”.
Incluso insistir en intentar que la gente vaya a misa o se involucre en la actividad parroquial son “metas equivocadas”, advierte. “Nuestro objetivo debe ser llevar a la gente a Jesús. Todo lo demás debe surgir de nuestro seguimiento de Jesús”.
2. Haz tuya la misión que Cristo encargó
En lugar de estos objetivos secundarios, LeJeune propone asumir un “liderazgo visionario”, conocer que la misión de Jesús encargó es “id y haced discípulos a todas las naciones”. “Deja que esta misión sea la hoja de ruta de la parroquia y guíe el resto de actividades. Deja de hacer lo que no contribuye al cumplimiento de esta misión y solo después comienza otras que sí lo hagan”.
3. Menos comodidad y más coherencia entre los fieles
“Observamos los problemas modernos y buscamos cómo mantenernos a salvo. Pero Jesús lo pasó mucho peor. Los primeros cristianos también fueron detenidos, asesinados y perseguidos, y aun así defendieron el Evangelio».
Según LeJeune, la indiferencia de muchos católicos es uno de los mayores problemas. «No queremos asumir lo que implica la santidad y estamos demasiado cómodos. Un pequeño grupo de líderes fieles, alegres y apostólicos puede impactar en las personas y transformar tu parroquia”.
4. Que las preferencias personales no estén por encima del apostolado
Distintas formas de rezar, devociones, carismas, la música en la parroquia, tendencias políticas… “Muchas veces nos definimos por cuestiones secundarias, y no obtenemos ni evangelización ni discipulado. Si la misión de la Iglesia es hacer discípulos y no estamos centrándonos en ello, no estamos asumiendo todo lo que significa ser católico. Ponga en práctica usted mismo la evangelización y comience a compartir su vida con Jesús con otros, no debe guardárselo para sí mismo”.
5. Los fieles deben seguir al párroco, no depender de él
Si los párrocos y líderes evangelizaciones “se queman”, es porque “se sienten sobrecargados. Acudimos a ellos por su experiencia, pero no es la forma en que Jesús quiso que nos cuidemos y tratemos”.
LeJeune afirma que delegamos demasiadas responsabilidades en nuestros párrocos, que se unen a los sacramentos y sus propias obligaciones. “Empoderar al católico medio para que asuma su propia misión personal es el modelo enseñado por Jesús”, afirma.
6. No marees a los más comprometidos y ten un plan para ellos
“El feligrés promedio de su parroquia, ¿podría decirte cual es el plan asignado para su evangelización?”, se pregunta el experto. “Crea un programa claro basado en la comprensión de lo necesario para hacer crecer a un discípulo misionero. Basa todas las actividades, eventos y programas en este camino. Y si algo no va en la línea de ese camino, deja de hacerlo. No necesitamos cambiar nuestras enseñanzas o la liturgia para evangelizar más, sino que deberíamos hacer mejor todas estas cosas”.
7. Si un medio no sirve a la misión, o lo integras o lo eliminas
“Los medios es lo que hacemos y el fin es la razón de nuestra existencia”, afirma. “Cuando idealizamos nuestros medios, olvidamos cuál es nuestro fin y nuestra misión”, lo que podría llevar a preguntarnos en el ámbito parroquial cuál es cada uno de ellos: “¿programas y eventos, o hacer discípulos y evangelizar?”.
“Los eventos, programas y clases deben integrarse en la misión o eliminarse. Estos cambios son difíciles y lleva mucho tiempo, pero vale la pena. Es el precio que tienes que pagar para ver a las almas entrar en el cielo”.
ReL.