El obispo de Portsmouth, Philip Egan, ha llamado a los católicos a oponerse a la ley que busca legalizar el suicidio asistido en Gran Bretaña. La iniciativa, impulsada por el diputado laborista (socialdemócrata) Kim Leadbeater, se debatirá por primera vez en la Cámara de los Comunes el 16 de octubre. El obispo destacó la importancia de oponerse activamente a esta propuesta.
«Seis razones claras por las que esto es absolutamente MAL»
del obispo Philip Egan
La semana pasada, la diputada Kim Leadbeater confirmó que presentaría un proyecto de ley que daría a las personas con enfermedades terminales el derecho a la llamada «eutanasia», también conocida como «suicidio asistido», es decir, ayudar a otra persona a poner fin a su vida.
Sin duda, durante las próximas semanas nos enfrentaremos a una avalancha de presión emocional por parte de los medios de comunicación y de activistas de la eutanasia como Exit International para persuadirnos a apoyar un cambio en la ley. En lenguaje sencillo, les daré seis razones por las que la introducción de la eutanasia y la eutanasia es profundamente inmoral y un peligro para nuestra sociedad.
1. La posibilidad del suicidio asistido ejerce una presión insoportable sobre los enfermos y los ancianos y les hace sentirse como una carga -y una carga financiera- para sus familias y otras personas.
El derecho a morir se convertiría inevitablemente en el deber de morir y, con el tiempo, [incluso] en el derecho a dejar morir a otro.
2. Legalizar la eutanasia y el suicidio asistido socavaría los cuidados paliativos y el trabajo de las residencias de ancianos.
Eso significaría el fin de los hogares de ancianos tal como los conocemos, porque sería más barato y menos inconveniente matar a alguien que cuidar de él. Cuidar a los moribundos, cuidarlos, es verdadera “dignidad al morir”, no una inyección letal o una cápsula Sarco.
3. El suicidio asistido plantea una exigencia inaceptable e inmoral al personal médico, a los médicos y a las enfermeras.
Serían cómplices del asesinato. También socavaría la confianza que normalmente tenemos en ellos.
4. Una vez aprobada, la legislación seguirá avanzando como una línea en la arena, ampliándose para cubrir más y más categorías dependiendo de las perspectivas de los demás.
Este hecho es evidente en todos los demás países que han legalizado el suicidio asistido y la eutanasia. En Canadá, las inyecciones letales ya representan el 5% de las muertes.
5. El suicidio es una ofensa grave contra Dios, contra el prójimo y contra uno mismo.
– Contra Dios, que en su amor y providencia nos dio el don de nuestra vida. No podemos controlar la vida.
– Contra nuestro vecino porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con la familia, la nación y otras sociedades humanas con las que seguimos comprometidos.
– Contra uno mismo, porque el suicidio es una ofensa grave contra el justo amor de sí mismo y contradice la inclinación natural del hombre a mantener y continuar su vida.
El suicidio no sólo es un pecado grave, sino que cuando se elige libre, consciente e intencionalmente, como el suicidio asistido, es un pecado mortal. Ayudar voluntariamente a alguien a suicidarse de esta manera también es un pecado mortal. ¿Cómo sería posible dar la extremaunción? ¿Y qué justificación dará la persona cuando se presente ante el Señor para dar cuenta de su vida y de su muerte?
6. Como católicos debemos actuar. Creemos en ayudarte a vivir, no en ayudarte a morir.
Invertir en cuidados paliativos es una mejor manera de apoyar a las personas que sufren al final de su vida. No se deje seducir por los llamamientos emocionales con los que nos bombardean los medios. Corrígelos cuando utilicen el doble significado de “asistencia para morir”: llámalo por su nombre: “asistencia para el suicidio”. Habla en contra de esta siniestra propuesta. Y orar fervientemente para que nuestros legisladores y la sociedad tengan sentido común. Porque una vez que se cruce este límite, nuestra sociedad nunca volverá a ser la misma.
MONSEÑOR PHILIP EGAN.
PORTSMOUTH, INGLATERRA.
VIERNES 11 DE OCTUBRE DE 2024
kath.
[énfasis y numeración del equipo editorial de kath]