Se cumplen 50 años de la aparición de una obra que se ha convertido en un hito en la historiografía mexicana: La Cristiada, de Jean Meyer, historiador mexicano de origen francés.
La Cristiada narra el capítulo histórico conocido como la Guerra Cristera, un conflicto armado que tuvo lugar en México entre 1926 y 1929, y que surgió como respuesta a la persecución religiosa desencadenada por el gobierno de Plutarco Elías Calles. A través de una investigación exhaustiva y un enfoque imparcial, Meyer difundió en 1973 una visión integral de un conjunto de acontecimientos completamente olvidados por la historia oficial.
El autor examina las tensiones entre el gobierno posrevolucionario y la Iglesia católica, pero enfocándose —y ahí está quizá una de sus contribuciones más destacadas— en la perspectiva de los cristeros, los combatientes católicos, mayoritariamente campesinos, que se alzaron en defensa de su libertad religiosa.
Meyer se esforzó por dar voz a estos hombres y mujeres que lucharon por su fe, explorando sus motivaciones, organización y acciones. Esto ayudó a comprender mejor este cruento episodio de nuestro pasado, calificado por Luis González y González como “el mayor sacrificio humano colectivo de la historia de México”. Se calcula que en la Guerra Cristera murieron 250 mil personas.
El movimiento cristero, agrupado políticamente en la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa, no buscaba el poder político, mucho menos regresar a un Estado confesional, sino simplemente que se permitiera a cada mexicano practicar libremente su religión. Fue uno de los primeros en México en pedir el voto para la mujer, así como la utilización de instrumentos de democracia participativa, como el plebiscito o el referéndum.
El conflicto terminó tras los “arreglos” de 1929, mediante los cuales el gobierno mexicano se comprometía a no cumplir los preceptos más antirreligiosos de la Constitución y de las leyes. Se inició entonces una etapa de gran simulación, que no concluyó sino hasta 1992, cuando se reformó la Constitución y se restablecieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
Además de su enfoque y profundidad, La Cristiada se destaca por su estilo narrativo. Su prosa fluida y su habilidad para tejer un relato coherente a partir de una variedad de fuentes primarias y secundarias hacen que el libro sea atractivo tanto para los académicos como para el público en general.
Desde 1973, La Cristiada, de Jean Meyer ha ayudado a la comprensión de un conflicto complejo. Sin duda, seguirá siendo un referente fundamental para cualquier persona interesada en conocer y comprender la guerra cristera y sus implicaciones más allá de sus fronteras temporales y espaciales.
Fernando Rodríguez Doval / El Heraldo de México