El Papa sigue hospitalizado en el Hospital Universitario Policlínico Agostino Gemelli de Roma y ha sido precisamente desde allí desde donde hoy a rezado a la Madre del cielo, asomado desde el balcón de su habitación situada en la décima planta del hospital, junto a algunos niños que se encuentran también ingresados.
Antes de rezar el Ángelus, ha dado las gracias a todos: “he sentido mucho vuestra cercanía y el apoyo de vuestras oraciones. Gracias de todo corazón”. Después, comentando el Evangelio hodierno, Francisco ha explicado que el Evangelista San Marcos habla de como los discípulos de Jesús, enviados por Él, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. “Este “aceite” – dice el Papa – nos hace pensar que al sacramento de la Unción de los enfermos, que da consuelo al espíritu y al cuerpo”. “Pero este «aceite» – continúa – es también la escucha, la cercanía, la atención, la ternura de quien cuida a la persona enferma: es como una caricia que hace que nos sintamos mejor, que calma el dolor y anima”. Además, el Papa ha subrayado que tarde o temprano todos necesitamos esta «unción» de la cercanía y de la ternura y todos podemos dársela a alguien “con una visita, una llamada telefónica, una mano tendida a quien necesita ayuda”.
Después, se ha centrado en la importancia de un buen servicio sanitario gratuito y accesible a todos: “estos días de hospitalización ha experimentado lo importante que es un buen servicio sanitario, accesible a todos, como el que hay en Italia y en otros países. Un sistema sanitario que garantice un buen servicio accesible para todos. No debemos perder este bien tan precioso. ¡Tenemos que mantenerlo! Y para ello debemos esforzarnos todos, porque sirve a todos y requiere la contribución de todos”.
Antes de concluir, ha expresado su aprecio a los médicos y a todo el personal sanitario del hospital y de otros hospitales y ha pedido oración por todos los enfermos: “que no se deje a nadie solo, que todos reciban la unción de la escucha, de la cercanía, de la ternura y del cuidado”. Además, se ha preguntado: ¿por qué sufren los niños? asegurando que es una pregunta «que toca el corazón».
- Antes del Ángelus
- Después del Ángelus
A las 12 del mediodía de hoy, el Santo Padre Francisco apareció en el balcón del décimo piso del “A. Gemelli ”y dirigió el rezo del Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza del hospital romano.
Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
Antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Estoy feliz de poder asistir a la cita dominical del Ángelus , también aquí desde el Policlínico “Gemelli”. Les agradezco a todos: sentí su cercanía y el apoyo de sus oraciones. ¡Muchas gracias! El Evangelio que leemos hoy en la liturgia narra que los discípulos de Jesús, enviados por él, «ungieron con aceite a muchos enfermos y los curaron» ( Mc6.13). Este «aceite» también nos hace pensar en el sacramento de la Unción de los Enfermos, que reconforta el espíritu y el cuerpo. Pero este «aceite» es también la escucha, la cercanía, la preocupación, la ternura de quienes cuidan al enfermo: es como una caricia que nos hace sentir mejor, alivia el dolor y alivia. Todos, todos, tarde o temprano, necesitamos esta «unción» de cercanía y ternura, y todos podemos dársela a alguien más, con una visita, una llamada telefónica, una mano extendida a quienes necesitan ayuda. Recordemos que, en el protocolo del juicio final – Mateo 25 – una de las cosas que nos pedirán será la cercanía a los enfermos.
En estos días de hospitalización he experimentado una vez más lo importante que es un buen servicio de salud, accesible a todos, como lo hay en Italia y en otros países. Un servicio sanitario gratuito, que asegura un buen servicio al alcance de todos. Este valioso activo no debe perderse. ¡Debemos mantenerlo! Y para ello debemos comprometernos todos, porque sirve a todos y pide la contribución de todos. Incluso en la Iglesia a veces sucede que alguna institución de salud, por mala gestión, no le va bien económicamente, y lo primero que se nos ocurre es venderla. Pero la vocación, en la Iglesia, no es tener dinero, es hacer el servicio, y el servicio es siempre gratuito. No olvides esto: salva las instituciones gratuitas.
Quiero expresar mi agradecimiento y aliento a los médicos y a todos los profesionales de la salud y al personal de este hospital y otros hospitales. ¡Ellos trabajan duro! Y rezamos por todos los enfermos. Aquí hay algunos amigos niños enfermos … ¿Por qué sufren los niños? Por qué sufren los niños es una pregunta que toca el corazón. Acompáñelos con la oración y ore por todos los enfermos, especialmente por los que se encuentran en condiciones más difíciles: nadie se queda solo, todos pueden recibir la unción de la escucha, la cercanía, la ternura y el cuidado. Te lo pedimos por intercesión de María, nuestra Madre, Salud de los enfermos.
Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
En los últimos días, mis oraciones se han dirigido con frecuencia a Haití, después del asesinato del presidente y las heridas de su esposa. Me uno al sincero llamamiento de los obispos del país a «deponer las armas, elegir la vida, elegir vivir juntos fraternalmente en interés de todos y en interés de Haití». Estoy cerca del querido pueblo haitiano; Espero que la espiral de violencia termine y la nación pueda reanudar su camino hacia un futuro de paz y armonía.
Hoy es el «Domingo del Mar», dedicado especialmente a los marinos ya quienes tienen la fuente de trabajo y sustento en el mar. Rezo por ellos e insto a todos a cuidar los océanos y los mares. Cuida la salud de los mares: ¡sin plástico en el mar!
Recuerdo y bendigo a todos los que hoy en Polonia participan en la peregrinación de la Familia Radio María al Santuario de Czestochowa.
Hoy celebramos la fiesta de San Benito, abad y patrón de Europa. ¡Un abrazo a nuestro santo patrón! Deseamos los mejores deseos a los benedictinos de todo el mundo. Y mis mejores deseos para Europa, que está unida en sus valores fundacionales.
¡Y feliz domingo a todos! No olvides orar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!
