Las crónicas del cónclave avanzan y, con cada fumata negra que se eleva sobre la Capilla Sixtina, aumenta una esperanza tranquila en muchos corazones: los hombres no logran imponer sus planes.
Porque si algo caracteriza a los cónclaves es que los candidatos de laboratorio, los fabricados en despachos, las apuestas seguras de las quinielas vaticanas…suelen estrellarse pronto contra el muro invisible de la Providencia.
Hoy jueves hemos tenido dos votaciones por la mañana, ambas con resultado de fumata negra.
Sumadas a la de ayer —una primera ronda de sondeo— ya van tres.
Y eso es una señal.
Los planes humanos, esos que trazan cuidadosamente en forma de plan A, plan B y plan C, necesitan de un pronto cumplimiento para no desinflarse.
Si en las primeras votaciones no cristalizan, empiezan las dudas, las deserciones, los cálculos nuevos. La política cede terreno.
Sabemos, por lo que el cardenal Re dejó entrever ayer, que Pietro Parolin era el candidato natural de los italianos. Pero las noticias que suben del cónclave —en forma de humo negro— sugieren que Parolin se va quedando sin gasolina. ¿Intentarán un plan B? Quizá el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, que ha sonado como opción de consenso. Tal vez. O tal vez no.
En cualquier caso, no conviene precipitarse. Ya lo hemos dicho: cada fumata negra es, en cierto modo, una pequeña victoria. Es un no a las conspiraciones, a los conciliábulos, a las negociaciones de pasillo. Es el Espíritu Santo —o al menos la resistencia humana a los pactos— haciendo su trabajo.
Esta tarde habrá dos nuevas votaciones. Veremos qué sucede. Pero por ahora, que siga subiendo el humo negro.
Por JAIME GURPEGUI.
CIUDAD DEL VATICANO.
JUEVES 8 DE MAYO DE 2025.
INFO VATICANA.